“La ambulancia está tardando, dijo uno de ellos. Ya mero llega, dijo el policía. Bueno, dijo uno de los ejecutivos, usted se encarga de todo, ¿Verdad? El policía dijo sí, cómo no, y se guardó el par de billetes que le tendió el otro en el bolsillo de su pantalón reglamentario”. Esta escena aparece en la novela 2666 de Roberto Bolaño, publicada en el 2004.
2666 narra varias historias ambientadas en Santa Teresa, Sonora, una ciudad ficticia que representa a Ciudad Juárez, Chihuahua; ambas en México. Diferentes tramas se entrelazan para revelar, entre otras cosas, el grave problema de violencia, inseguridad y corrupción que existe en México desde hace bastantes años.
Uno que distintos gobiernos, de diversos partidos políticos, han intentado enfrentar, involucrando a las fuerzas armadas en las tareas de seguridad pública. Estrategia que también fue implementada por la 4T con la creación de la Guardia Nacional (GN), y que ahora busca intensificar con la incorporación de ésta a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
Se trata de una reforma constitucional que se aprobó el viernes en la Cámara de Diputados Federal y que falta que pase por el Senado y los congresos locales. Su promulgación, significaría que los 140 mil elementos de la GN cambiarían su mando civil por uno militar.
Lo anterior se traduce en que elementos del ejército podrán involucrarse de forma más activa en las tareas de seguridad pública; tendrán mayor control presupuestal; capacidad de investigar y tiempo ilimitado de participación en estas funciones. Habrá más militares en las calles y formalizarán su colaboración con otras fuerzas de seguridad tanto estatales como federales.
Se piensa que dicha reforma ayudará a reducir la inseguridad causada por el crimen organizado, tema central que genera la ambientación de 2666. El objetivo principal es que la disciplina que caracteriza a los militares, contribuya positivamente al entorno descrito por Bolaño. Por ello, para cumplir con dicho propósito, los elementos de la GN han recibido adiestramiento en derechos humanos y capacitación para actuar como policías civiles; pues no es lo mismo prevenir que defender.
Sin bien lo que sucedió las últimas semanas en Sinaloa muestra que la violencia persiste, incluso con la presencia de las fuerzas armadas y suscita la pregunta: si los militares no pueden contener al crimen organizado, sobre todo cuando éste comienza a afectar a los civiles y al personal médico, ¿de qué sirve tener elementos de seguridad con fusiles en las calles? Se puede decir que, hasta ahora, solo hemos visto contención. Se cree que sus nuevas facultades les permitirá más.
Con todo, lo mínimo que se espera con el paso de la GN a la SEDENA, es que la escena de Bolaño no cambie el carácter de “policía” por “militar” y que la figura de “ejecutivo” tampoco sea sustituida por “narcotraficante”.
POR MARLENE MIZRAHI
COLABORADORA
@MARLENEMIZRAHI
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