Según el politólogo norteamericano Ian Bremmer, quien preside el Eurasia Group y GZERO, estamos en plena transición hacia un nuevo orden internacional en el cual el poderío político y económico será desplazado por el poder digital. Quienes controlen las nuevas tecnologías digitales, especialmente la inteligencia artificial, dominarán el mundo.
Para Bremmer, la próxima superpotencia mundial no serán ni Estados Unidos ni China, sino las grandes empresas que concentrarán los desarrollos digitales más avanzados. Sin embargo, es obvio que la mayoría de estas empresas son norteamericanas, por ende, Estados Unidos no dejarán de ser en los próximos años la primera estrella del firmamento geopolítico mundial. Este orden digital ya comienza a perfilarse.
Está ocasionando grandes cambios en nuestras vidas y en todo el orbe. Así, las nuevas tecnologías comienzan a impactar la sociedad global y las relaciones entre los Estados.
A medida que las herramientas de Inteligencia Artificial (IA) se perfeccionen, las empresas tecnológicas controlarán conjuntos de datos cada vez más grandes sobre sectores masivos de la población mundial, informándose de lo que pensamos, lo que sentimos y cómo usamos Internet.
La expansión de las economías digitales ha derivado en una economía extremadamente concentrada en la que un puñado de empresas controlan una enorme riqueza económica y poder político, socavan la privacidad de los datos y amplían la brecha digital entre las potencias que poseen estas tecnologías y el resto del mundo.
La capitalización de mercado de las seis grandes corporaciones que dominan las tecnologías digitales –Apple, Microsoft, Nvidia, Alphabet (Google), Amazon y Meta (Facebook)– suman la estratosférica cifra de 14.22 trillones de dólares. En este marco no hay que olvidar la falta de una entidad única, gobierno o empresa que rija el Internet.
El marco regulatorio está compuesto por diferentes leyes nacionales, diversos lineamientos de autorregulación y una serie de tratados multilaterales con distintos grados de relevancia.
Tampoco hay que perder de vista que su interoperabilidad y aspectos técnicos son administrados por la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN) con sede en Los Ángeles Todavía más, y como ya hemos comentado, hay tres enfoques regulatorios en competencia: el modelo estadounidense, que se basa en el mercado; el chino y ruso, en el Estado, y el europeo, en los derechos. Estas visiones opuestas han dificultado las discusiones multilaterales, inhibiendo consensos para ordenar y regular el mundo digital, de un modo vinculante y de aplicación mundial.
Mientras tanto, las tecnologías siguen avanzando más rápido que los gobiernos y los foros multilaterales. Coincido con Bremmer en que hay interrogantes que merecen una respuesta urgente por parte de la sociedad global:¿Quién exigirá cuentas a estas empresas cuando lancen herramientas nuevas y más avanzadas? ¿Qué harán con las enormes cantidades de datos que recopilan sobre nosotros y nuestro entorno? Y lo que es más importante, ¿cómo utilizarán su poder las empresas tecnológicas? Sin olvidar que la exorbitante riqueza que generan está en unas cuantas manos.
POR CARLOS DE ICAZA
@CARLOSDEICAZA
EMBAJADOR EMÉRITO Y EXSUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
EEZ