La semana que culmina quedará marcada para la historia, ya que en el transcurso de ésta se discutió en el Senado de la República la reforma al Poder Judicial. La víspera de que ello ocurriera, las apuestas se cruzaron en torno a quién sería el traidor, Judas, también le llamaron-, que jugaría las contras a la oposición representada en la Cámara Alta por el PRI, PAN y Movimiento Ciudadano para vender su voto a Morena y aliados.
Mucho se especuló en torno a que sería de la bancada del PRI de donde saldría el traidor y al final de este tenso capítulo, lo que demostró la fracción parlamentaria tricolor, es que fue la más consistente y congruente pues se compactaron para votar en contra de dicha reforma.
Los señalamientos se dirigieron en contra del dirigente de ese partido, Alejandro Moreno Cárdenas, quien el día de la votación en el Senado, declaró que primero muerto, antes de que los legisladores de su partido y él mismo, votaran a favor de la controvertida reforma.
Así lo hicieron los tricolores y Morena no tardó en cobrársela al campechano, que, no está más señalar, no ha cedido a cualquier cantidad de presiones, acosos y presiones políticas.
En esta ocasión, el Instituto Nacional Electoral, (INE), que comanda Guadalupe Taddei, por 7 votos en contra y 4 a favor, echaron abajo la reelección de Alito Moreno, con lo que quedó demostrado que el INE está supeditado tanto a la mayoría oficialista en el Congreso, como a Palacio Nacional.
Por otro lado, la víspera de que la reforma Judicial se aprobara en el Senado, Manuel Velasco, del PVEM, declaró que el oficialismo ya tenía en la bolsa la mayoría calificada para aprobarla. Antes, los senadores experredistas José Sabino y Araceli Saucedo se sumaron a Morena en lo que sin duda fue una traición inicial a los electores que no votaron por el partido guinda.
La primera, demostró que no conoce el significado de la palabra congruencia y cedió a las presiones del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, mientras que el segundo, no tuvo empacho alguno en migrar a Morena y no solo lo hizo por el paisanaje, porque es de Tabasco, sino por la relación que entabló con el coordinador de la bancada oficialista en el Senado, Adán Augusto López Hernández.
Al final, quienes resultaron ser los Judas que definieron, fueron Miguel Angel Yunes Márquez y Miguel Angel Yunes Linares, así como el senador de Movimiento Ciudadano, César Barreda, quien ha dejado en entredicho que Morena lo hubieran presionado vía sus familiares y en el fondo asoma una negociación.
Queda claro qué partido fue congruente en todo momento. El PRD ya vivió sus exequias traicionado; el PAN ha entrado en una seria crisis y Movimiento Ciudadano se devanea en la traición interna.
POR ADRIANA MORENO CORDERO
COLABORADORA
MAAZ