En algún momento de su historia, la izquierda española pareció seria y hasta algo digno de imitar. Después de todo, jugaba con las reglas democráticas y respetaba resultados.
Pero... de creer a versiones circulantes en Latinoamérica, don José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente socialista del gobierno español y ahora consultor político y de relaciones institucionales con clientes que incluirían al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, trata de suavizar los problemas que enfrenta el mandatario venezolano sólo por la minucia de haber hecho un visible fraude en las recientes elecciones presidenciales.
Cierto que la mayoría de los medios que propagan la versión son de centro y de derecha. El problema es que está en lo posible: el que pareciera digno político español exhorta ahora a los gobiernos de la región, en especial a aquellos considerados como "de izquierda", incluso de Brasil, Colombia y México, a no cuestionar la elección de Maduro, y menos hablar de fraude o represión. Y él no habla de su propia situación.
Siempre según las versiones, Rodríguez Zapatero dice que ir más allá de pedir la publicación de las actas electorales "es hacerle el juego a una oposición a la cual tilda de violenta", y hasta ahí.
Pero a dos semanas de la votación, las actas que avalarían el triunfo del gobierno, según el gobierno, no aparecen. Y tal vez si lo hicieran ya serían vistas como viciadas de origen. A cambio de no divulgar la documentación, la represión se exacerba en el país sudamericano.
Tal vez Rodríguez Zapatero sufrió una regresión y cree que instaurar el socialismo justifica cualquier crimen. El esfuerzo del expresidente de España es ahora objeto de críticas tanto del Partido Popular, la formación derechista española, pero también dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que podría ser más categórico.
Rodríguez Zapatero es parte del Grupo de Puebla, una red de vínculos entre personalidades de la izquierda latinoamericana, incluso algunos ahora en la presidencia de sus respectivos países, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro o el boliviano Luis Arce, y personajes del tamaño de Marcelo Ebrard, Alicia Bárcena, Mario Delgado o Zoé Robledo en México.
¿Deberá esa militancia prevalecer por encima de lo que es correcto? Es una marca derechista, y ya sabemos que el accionar de Maduro divide a la región y pone en entredicho la credibilidad de la izquierda latinoamericana, como ya puso en la calle la de don José Luis, que alguna vez se dijo promotor del diálogo.
Pero a cambio de traicionar ideas y discurso democrático probablemente gane mucho dinero. Como cualquier capitalista de derecha. En fin, como dice el famoso chef José Ramón Andrés, "se equivoca el Presidente Zapatero ayudando a legitimar a Nicolás Maduro" porque sobre todo, "la política no se debe regir por soy de izquierdas o soy de derechas, sino sólo por principios democráticos".
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
MAAZ