“Mis 40 años han sido mi mejor edad. [...] Mis cicatrices son hermosas ya que me hacen sonreír al recordar la maravillosa vida que he tenido [...]” Zya Barceló
Hablar de belleza es hacerlo desde la subjetividad, esta es percibida de manera distinta conforme a las diferentes culturas y se ha modificado a lo largo de la historia. Sin embargo el concepto de belleza se ha tratado de unificar desde el principio de los tiempos, para Platón y sus educandos consideraba que la belleza del mundo era visible para todos (con base en parámetros igualitarios) e incluso en la escuela pitagórica encontraron la relación matemática con la belleza coincidiendo que la simetría es más atractiva a la mirada.
Ahora bien, hablar de la belleza humana, en particular de la belleza de la mujer es aún más subjetivo y complejo. Cultura, etnia, edad, talla, rasgos, mística y una larga lista de determinantes influyen para considerar bella a una mujer. La historia también nos presenta los primeros concursos para definir la belleza de una mujer, desde la antigua Grecia, los mayas o la biblia han reparado en esto. Asimismo, ya situados en nuestros días, los concursos de belleza han despertado afinidades como todo tipo de polémicas, desde la pertinencia de su realización misma hasta los estándares para contender.
En este sentido, el certamen de Miss Universo, el más famoso y, por tanto, polarizante del orbe, siempre ha estado inmerso en controversias durante sus 73 años de existencia, incluído su creación la cual fue para dirimir la polémica de Miss América en 1951 y teniendo como a su primer ganadora a la representante de Finlandia, Armi Kuusela, un año después. Posterior a esto, las polémicas de sus reglas, del comportamiento del dueño del certamen con las participantes, Donald Trump y la poca o nula adaptación del concurso de belleza más importante del mundo a la actualidad que afrontamos todas las mujeres.
La “marca” Miss Universo, su organización y todo lo que conlleva fue vendida por Trump al grupo tailandés JKN Global Group, liderado por Anne Jakkaphong en 2022 y esta a su vez ha negociado el 50 % con Legacy Holding Group del empresario Raúl Rocha Cantú. Para la edición 73, efectuada en Cancún, han cambiado las reglas y, sobre todo la visión, de este certamen, ampliando criterios para la participación de las mujeres en todas sus expresiones, sí para mejorar la percepción del concurso, pero enfatizando en abonar en el cambio de apreciación amplia de la belleza de las mujeres.
Lo anterior se ve plasmado en las reglas, ahora las mujeres que participarán solo tienen que tener la nacionalidad del país que representan y haber ganado el certamen de belleza local. Es decir, todas las mujeres pueden participar, pues se han eliminado normas anticuadas y misóginas como el estado civil, a partir de esta ocasión las mujeres con hijos, divorciadas, embarazadas van a competir; de igual manera se ha quitado el límite de edad (antes tenía un máximo de 28 años), por lo que nuestra orgullosa representante, Zya Barceló, quien es modelo, coach de vida, activista de los derechos de las mujeres, madre de tres hijos y con 40 años de edad estará presente en Miss Universo para ser la embajadora de todas las mexicanas -ahora sí- de todos los grupos etarios.
Así, aunque el concepto de belleza seguirá siendo subjetivo y complejo, es de celebrar que la belleza y sus concursos se adecuan al tiempo y a la vida actual de las mujeres. La inclusión de mujeres no estereotipadas con ningún parámetro, mucho menos de maternidad y de edad, es un paso más en el objetivo constante de plenitud, libertad, derechos, mérito y belleza total de las mujeres.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
EEZ