Cuerpo y Alma

Mamá Chila

Su historia ilustra el drama colombiano asociado a la narcoviolencia, guerrilla y acción criminal paramilitar: le mataron a sus tres hijos varones; su esposo la abandonó y ella se quedó a cargo de su hija viuda muy joven por homicidio

Mamá Chila
María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Tiene 87 años y un fuego ardiente en su corazón: es el deseo de ayudar a toda persona en sufrimiento. Vive en Moravia, el antiguo barrio de los pepenadores de Medellín, y le llaman, cariñosamente, Mamá Chila.

La conocí en el jardín infantil que hoy lleva su nombre durante una gira por Colombia para intercambiar experiencias y buenas prácticas convocada por la Jefa de Gobierno electa, Clara Brugada. Allá tuve el privilegio de su abrazo, tan cálido como sólo puede ser el de una abuelita que arropa no únicamente a sus nietos sino a una comunidad entera.

Su historia ilustra el drama colombiano asociado a la narcoviolencia, guerrilla y acción criminal paramilitar: le mataron a sus tres hijos varones; su esposo la abandonó y ella se quedó a cargo de su hija viuda muy joven por homicidio. ¿A dónde se fue todo ese dolor? Lo convirtió en servicio.

Mamá Chila sembró en su barrio hace ya más de medio siglo una primera semilla de lo que ahora conocemos como sistema de cuidados. Cuidaba de las y los más pequeños como hoy las educadoras del programa Buen Comienzo, el cual nos llevó a conocer el activista Jorge Melguizo, cuidan de su bisnieto Julian. Ella comprendió, desde la década de los 50’s, que liberar de la tarea de cuidado a las madres de la comunidad les daría oportunidad de incentivar autonomía económica para proveer a sus familias y romper vínculos en hogares violentos.

“He tenido una vejez con un millón de tareas que no me quiero llevar a la otra vida, así que trabajo aquí todo el tiempo”, me dijo mientras recorríamos las instalaciones. Ni el gran Gabo pudo imaginar un personaje como ella; lo suyo es mágico realismo, no lo contrario.

Si viviera en México, este miércoles celebraría el Día de la Abuela y el Abuelo, quienes al ser estereotipadas como personas desvalidas, inactivas o poco participativas se les niega no sólo el derecho sino la autoridad para aportar a sus comunidades. Ellas y ellos —las mamás y papás chilos, si se me permite la expresión— están mucho más cerca de la agenda de futuro de lo que socialmente se les concede.

Los bebés de Moravia hoy reciben estimulación temprana y un programa contra la desnutrición en sus primeros 23 meses de vida en el Jardín Mamá Chila, uno de los 24 en Medellín. La vida de quien le da nombre a este espacio no debe ser romantizada: ninguna persona debería enfrentar tan brutales duelos. Hay todavía mucho pendiente hacia aquél horizonte, pero también motivos para acelerar el paso.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA

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