Columna Invitada

Vientos de cambio en Europa

El otro gran descalabro en los comicios se lo llevaron los socialdemócratas y Olaf Scholz con tan solo 13. 90 %, quedando como tercera fuerza política en Alemania

Vientos de cambio en Europa
Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Este lunes, la mayoría de los medios de comunicación liberales de Europa y del mundo recibieron con preocupación los resultados de las elecciones europeas. Como lo vaticinaban las encuestas, diversos movimientos de derecha y ultraderecha ganaron importantes posiciones en el parlamento europeo y provocaron sendas derrotas regionales a los social demócratas y otras formaciones de centro izquierda.

Francia es uno de los países en los que el avance de la ultraderecha ha golpeado con mayor fuerza. Encabezada por Marine Le Pen, Agrupación Nacional le ha propinado una paliza al partido de Macron a tal grado que el presidente francés ha convocado a elecciones generales, que se celebrarán el 30 de junio y el 7 de julio. El partido de la derechista se llevó el 31.37 %, mientras que la coalición oficialista solo obtuvo 14.60 %

El otro gran descalabro en los comicios se lo llevaron los socialdemócratas y Olaf Scholz con tan solo 13. 90 %, quedando como tercera fuerza política en Alemania. La segunda es nada más y nada menos que Alternativa para Alemania, una organización con tintes fascistoides que, con el 15 % de la votación no solo condujo al partido del actual canciller a su peor derrota en años, sino que se convirtió en el partido más votado en el este del país germano.

Tanto en Francia como en Alemania, y en el resultado general de la elección, el grupo del Partido Popular Europeo fue el absoluto ganador, y según palabras de Ursula von der Leyen, el triunfo de los populares (demócratas y cristianos) será un muro contra los extremismos, tanto de derecha como de izquierda.

Visto así, me parece que vale la pena tomarse en serio el análisis sobre lo que está sucediendo en Europa, porque más allá de activar el botón de emergencia con respecto al avance, sí, preocupante, de grupos de extrema derecha en el bloque europeo, habría qué preguntarse, ¿por qué el elector está votando así?

A la par de esta legítima y necesaria pregunta, hay que poner en perspectiva a las derechas europeas porque no son un monolito, existen divergencias entre ellas, y si bien es innegable que están cobrando fuerza, lo cierto es que más le convendría a ciertos sectores de la izquierda y del centro derecha hacer un ejercicio de autocrítica y recuperar al electorado con propuestas y soluciones reales, antes de que la amenaza del extremismo les robe por completo la narrativa, que ya casi lo ha hecho.

Ahora bien, ¿por qué ciertos sectores de la población europea que vive bajo el régimen comunitario se sienten defraudados? ¿Por qué el proyecto europeo que tanto se ha presumido en el mundo como un modelo a seguir, tiene sus bondades es cierto, se ha desgastado tanto? ¿Se han hecho tan mal las cosas como para que la sombra del autoritarismo se esté convirtiendo en una amenaza real para la Unión Europea y en un alternativa electoral viable?

No hay una sola respuesta a estas interrogantes y será tarea de los políticos del bloque, de la sociedad, de la academia, los medios y los pocos intelectuales que quedan, tratar de responderlas sin perder los estribos, apostando por el diálogo, y sin apasionamientos, porque en esa carrera en la que ya llevan desventaja, lo peor que podría hacer la izquierda europea, sobre todo, sería denostar y ridiculizar al contrario sin antes comprender por qué un partido de espíritu fascista se ha convertido en la primera fuerza política de Italia, por ejemplo.

Después de siglos de conflictos internos que dejaron como saldo millones de muertos, y con la Segunda Guerra Mundial como el último acto de una pieza repleta de sadismo, violencia y odio, queda claro que el Proyecto Europeo ha sido, con todo y sus bemoles, un eficaz muro de contención para garantizar la paz entre las principales potencias europeas. Exceptuando a Rusia desde luego. Y solo por eso merece la pena defenderlo.

Por ahora, parece que la brújula que Von der Leyen utilizará para dirigir el rumbo del bloque se inclina hacia el centro. Habrá que ver si eso se complementará con los necesarios ajustes que requiere el modelo europeo o sí el muro de contención para los extremismos se quedará en un simple lema de campaña.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

PAL

Temas