Apuntes De Guerra

Saber ganar, saber perder…

Es absurdo hablar de un fraude o una elección de estado para tratar de justificar una derrota de más de 30 puntos, esa es una actitud perversa

Saber ganar, saber perder…
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Ya están listos los cómputos finales del INE y de los respectivos organismos estatales, queridos lectores, y si bien todavía deberán resolverse las impugnaciones que los partidos presenten a nivel local, estatal o federal, podemos decir que el resultado macro, por así llamarlo, está listo.

No desestimó ni minimizó las quejas, de ninguna manera, solo que el margen tan amplio hará improbable que la mayoría de esas impugnaciones prosperen, y los resultados de la presidencial, las gubernaturas y el legislativo federal difícilmente cambiarán.

La semana pasada compartí con ustedes mi reflexión acerca de la importancia de cerrar el capítulo de los agravios y las ofensas que la larguísima campaña nos dejó. De evitar la sorna, el desdén por quién votó o se expresó diferente, de tender puentes para retejer lo que nos une como sociedad, como país.

Eso no implica dejar de observar, y de criticar, lo que van haciendo ganadores y perdedores después de las elecciones. Una cosa es no mofarse y otra muy diferente dejar pasar falacias argumentativas, mitos geniales o distorsiones de la letra y el espíritu de las leyes y de la democracia. Hay varias que me preocupan, y les propongo analizarlas juntos.

Empiezo con lo que me parece una actitud perversa de nuestra clase política: la descalificación de cualquier resultado que no sea el triunfo propio como un “fraude”. Absurdo hablar de un fraude o una elección de Estado para tratar de justificar una derrota de más de 30 puntos, pero igualmente absurdo y poco ético pretender arrebatar a la mala (y argumentando “fraude”) la gubernatura de Jalisco. Flaco favor le hacen a las instituciones y a la democracia quienes juegan así.

La narrativa de la elección de Estado no se sostiene, y el propio Lorenzo Córdova la rechaza, mas no por ello debemos ignorar el tema de fondo: las múltiples reformas políticas no han logrado emparejar plenamente la cancha de juego, y los límites decimonónicos a la libertad de expresión de los actores políticos tampoco han hecho mella en todas las trampas que alrededor se generan.

De financiamiento y gastos de campaña turbios ya mejor ni hablar. Urge una reforma de verdad, aceptada por consenso, que ponga fin al pataleo como recurso del mal perdedor o del mal ganador.

Muy riesgoso también el asunto de la posible sobrerepresentación de un partido, alianza o coalición. Si bien la actual adjudicación de escaños y curules se ciñe a la letra de la ley, no se pliega al espíritu de la misma. Es de malos ganadores buscar mayor representación de la que corresponde, y de malos perdedores enfocarse en la falsa narrativa del fraude en vez de la defensa del mandato constitucional.

Mención aparte para quienes buscan deslegitimar al gobierno entrante con la cantaleta de que son mayoría quienes no votaron sumados a los que votaron por la oposición. Los que no votan no cuentan en los cómputos en ningún país democrático. El gobierno entrante tiene el mandato legítimo de las urnas, deberá ahora también buscar el del apego a los valores democráticos y el orden constitucional.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET  

@GABRIELGUERRAC

EEZ

Temas