Podemos seguir buscando culpables. Elección tras elección, desde 2018, hemos analizado, sobre analizado, los motivos por los cuales la oposición ha perdido contra Morena.
Si es culpa de las dirigencias, si han sido malos los candidatos o si el ciudadano no ha tomado “decisiones racionales”. Eso ya no importa. Morena ganó de nueva cuenta la presidencia, gobernará 24 de 32 estados, tendrá mayoría en diputados y senadores, en la mayoría de los congresos locales y en cientos de alcaldías alrededor del país.
Y no, no ganó por un sector específico de la sociedad o por los programas sociales. Claudia Sheinbaum ganó en todos los estados con excepción de Aguascalientes, ganó con los votantes más jóvenes y también con los más adultos, ganó con quienes menos recursos tienen, y también, con quienes más acumulan. Lo ganaron casi todo.
Si esto no es tocar fondo, no sé hasta donde espera llegar la oposición. Una oposición que acaba de perder a uno de sus integrantes, el PRD, que sin López Obrador no logró encontrar el rumbo, ni los votos.
El camino ya está marcado y la ruta es el 2027. Tienen que tomar decisiones, decisiones urgentes y no esperar al año previo a las próximas elecciones.
¿Van a cambiar las dirigencias? Sí, pero no es suficiente. No es sólo cambiar de nombres, sino de formas. Tienen que encontrar a esos perfiles que logren que los ciudadanos, tanto los descontentos con el gobierno como los que están a favor, sientan atracción por la oposición. Que se interesen en militar, en simpatizar o al menos, en darles la oportunidad de escucharlos. ¿Por qué hoy un joven se afiliaría a uno de sus partidos?
Perfiles que se concentren en proponer una nueva visión del país y no solo en criticar todas y cada una de las propuestas y acciones de Morena. Ese cambio total tendría que llegar también a los partidos en lo estatal y lo municipal. Lo que ha salido mal a nivel nacional, saldrá mal a nivel local.
Ahora bien, lo que ha funcionado tienen que replicarlo. A pesar del éxito electoral de Morena, la oposición ha logrado ganar espacios importantes en municipios y tener gobiernos exitosos. Podemos revisar los casos de Hermosillo con Antonio Astiazarán o de Morelia con Alfonso Martínez. Dos estados gobernados por Morena, con capitales gobernados por la oposición, con aprobaciones positivas.
Eso nos lleva a otra decisión estratégica: construir desde lo local. Así nació el PAN hasta llegar a la presidencia en el 2000. Proponiendo, cuestionando, ganando espacios en municipios y estados, hasta tener una plataforma competitiva en lo nacional.
Pero lo más importante, la oposición tiene que entender al país. No se puede hacer política a partir de lo que dicen las columnas de los periódicos o las reuniones con grupos empresariales y políticos. No se puede confundir la realidad personal con la colectiva. Ni todo está mal con Morena, ni todo está bien.
Y ahí está la clave: el ciudadano no vota por Morena por ignorancia, como lo han querido hacer ver algunos, los ciudadanos votan por Morena porque han visto cambios en lo político, lo económico y lo social. Porque las formas son distintas, los conceptos son distintos, los canales son otros.
El mexicano no va a votar por partidos y candidatos que los regañen y los culpen de los problemas del país. El ciudadano va a cambiar su voto hasta que logre identificarse, hasta que encuentren puntos en común.
POR PATRICIO MORELOS
PROFESOR DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY Y SOCIO DE POLIGRAMA
@PATOMORELOS
EEZ