La presente campaña electoral no solo es la más grande del país, sino la más polarizada. Nadie esta exento de culpa por haber abonado para llegar a este momento en el que hemos perdido la fraternidad y la solidaridad que nos caracteriza a los mexicanos en épocas difíciles.
No obstante, ante el previsible fracaso electoral de la oposición, sus estrategas y representantes se han dedicado a difundir los eslóganes trillados que iniciaron en aquel 2006 con la frase “Es un peligro para México” dedicada entonces, a quien es hoy el presidente de la república, para luego enfatizar los fracasos de los regímenes comunistas, sugiriendo que nuestro país, tomará esa alternativa. Grandísima mentira.
Ahora, en el colmo de la desesperación y la frustración, arremeten con nuevas calumnias como la perdida de la propiedad privada o el cierre de iglesias y la censura a las practicas católicas y cristianas.
Con el debido respeto al pueblo venezolano, quien tendrá que encontrar su camino, así como su desarrollo económico y social. En México las clases medias han tenido un repunte después de la Pandemia del Covid 19, prueba innegable de ello son las miles de plazas comerciales abarrotadas en todo el país con una trepidante y frenética carrera por consumir, síntoma de un capitalismo boyante.
Además, en las redes sociales se observa a millones de personas gozando de sus libertades, viajando, asistiendo a conciertos, realizando fiestas, organizando marchas de carácter político, emitiendo todo tipo de comentarios contra los Gobiernos en turno, etc.
Pero aún los funestos augurios con los cuales somos bombardeados todos los días en la plática familiar, en la conversación con amigos, en los medios de comunicación o en las redes sociales, tendremos que preguntarnos de manera objetiva y sincera quien en verdad fue un peligro para México: ¿Andrés Manuel López obrador quien ha mantenido una economía estable con todo y las turbulencias mundiales? O ¿Felipe Calderón quien llenó de sangre a la nación con su mal llamada Guerra contra el Narcotráfico?
¿AMLO que ha propiciado la reivindicación de millones de compatriotas al generar miles de nuevos empleos y sacar de la pobreza extrema a mas de 4 millones de mexicanos? O ¿Enrique Peña Nieto quien saqueo al país de la mano de su corrupto gabinete y sus truhanes gobernadores?
También, habría que preguntarles a los miembros de las clases económicamente favorecidas del país ¿Cuáles privilegios han perdido, acaso sus hijos ya no van a escuelas privadas, ya no usan autos de lujo, ya perdieron sus propiedades o ya no viajan de vacaciones o al extranjero?
En el mundo de las fake news y las posverdades, es bueno de vez en cuando hacer un alto y preguntarnos de manera sincera. ¿En que ha avanzado el país y que le hace falta? para construir el andamiaje que nos siga catapultando hacia un futuro cierto, democrático y justo para todos. Habrá que preguntarnos también ¿Por qué México es la economía número 13 por su volumen de PIB en el mundo y la segunda más importante de Latinoamérica?
Tal vez por estos últimos datos, junto con la experiencia de haber gobernado la ciudad más importante del país y su sólida trayectoria académica, es que Claudia Sheinbaum se perfila para convertirse en la primera presidenta de México, manteniendo una amplia ventaja de dos dígitos que difícilmente cambiara de tendencia. En contraste, Xóchitl Gálvez se encontró con un electorado más informado y maduro, al que ya no le hacen gracia las ocurrencias o las imprudencias como la de pegar chicles debajo de las mesas. Parece que Acción Nacional repitió aquella fórmula fallida cuando postulo a Isabel Miranda de Wallace a la ciudad de México en 2012.
Vale la pena enfatizar que México no se convertirá en Venezuela, ni en ningún otro país del mundo. México tiene un destino propio y una riqueza pluricultural que lo hace único en el orbe.
Sin embargo, como dice aquel chiste sarcástico: México tiene todo, riquezas naturales, cultura, etc., lo malo es que tiene mexicanos. Esos mexicanos que tendremos que aprender a convivir y a trabajar juntos, incluso con nuestras diferencias ideológicas.
POR HUMBERTO MORGAN COLÓN
COLABORADOR
@HUMBERTO_MORGAN
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