Desde que concluyó la guerra civil en los Estados Unidos y hasta 1936, la comunidad afroamericana apoyaba de manera preponderante al partido abolicionista, el partido Republicano. Sin embargo, a partir de 1936 se dio una migración masiva de su voto – 71% – a favor del Partido Demócrata; partido del New Deal del presidente Roosevelt. Hoy cerca del 84% de los electores afroamericanos simpatizan por el Partido Demócrata. Este fenómeno de migración electoral se conoce como un realineamiento; lo llevamos presenciando en México desde el 2018.
El 2006 representa de manera nítida el alineamiento previo; salvo algunas excepciones, el norte industrializado votó por la derecha mientras el centro y sur votó por la izquierda. En el 2006 AMLO logró un voto del 15.96% en Nuevo León; recientemente una encuesta de un medio nacional reportó que el 52% del estado votaría por Claudia Sheinbaum. Una especie de consenso entre opinadores públicos atribuyen estos cambios al carisma y al populismo del presidente López Obrador, pero ignoran factores estructurales.
Como contexto, en el 2018 entre los municipios que más aportaron votos a la victoria del presidente se encontraron Tijuana, Mexicali y Ciudad Juárez1; ciudades industrializadas y bastiones de la derecha. En las elecciones del 2021 MORENA consolidó estas plazas y se sumaron victorias en las gubernaturas de Baja California y Tamaulipas entre otras; estados industriales y previos bastiones de la derecha.
Así como los afroamericanos mostraron lealtad al partido que abolió la esclavitud mi teoría es que los obreros de México simpatizaban con los partidos que impulsaron la industrialización. Esta lealtad permaneció estable hasta que notaron que las mismas políticas que generaron su empleo también eran responsables de sus precarias condiciones laborales.
Los realineamientos electorales van de la mano con políticas redistributivas envueltas en ideología, ambas presentes en la campaña de López Obrador en el 2018 y consistentes a través de su mandato. Se podría argumentar que en el 2018 la clase obrera le dio al presidente su voto de confianza y gracias a sus políticas públicas y una ideología de izquierda; pero de manera más importante –una ideología nacionalista– el presidente ha logrado fidelizarlo, en el 2018 el único candidato que enfáticamente proponía un alza relevante al salario mínimo y otras reformas laborales fue López Obrador.
Actualmente en estados bastiones de la derecha como Guanajuato y Querétaro ambos con importantes corredores industriales- la izquierda es competitiva; en estas entidades, como también en la CDMX y Puebla hay una pugna entre la clase trabajadora/obrera y una clase media desmaterializada (oficinistas, etc..). La primera se identifica cultural y políticamente con la izquierda; la segunda, se identifica de manera aspiracional con la derecha. Es importante notar que este clivaje rebasa una cuestión de nivel socioeconómico dado que hay segmentos de obreros y oficinistas que tienen ingresos similares.
Uno de los múltiples errores estratégicos de la oposición es pensar que AMLO fue un accidente; que el pueblo “ignorante” no razona su voto y que una vez que deje la Presidencia todo volverá a ser como antes. El desentendimiento social de la derecha desató un realineamiento electoral que podría durar décadas. Con la inminente expansión industrial del nearshoring esta tendencia podría agudizarse aún más. Si MORENA es capaz de aprobar la jornada laboral de 40 horas, Claudia Sheinbaum tendrá un partido imparable; todo esto sucedió mientras la derecha se distrae con su fetichismo por AMLO.
1Torreblanca, C.; Muñoz, M; Merino, J. (2018) ¿Cómo ganó AMLO? Breve historia gráfica de la migración electoral más grande en la historia democrática de México. Nexos. https://datos.nexos.com.mx/como-gano-amlo-breve-historia-grafica-de-la-migracion-electoral-mas grande-en-la-historia-democratica-de-mexico/
POR ROBERTO MORRIS
@ROBERTOMORRIS
PAL
