Malos Modos

Agua sin gasolina

El gobierno de la CDMX determinó que cero gasolina... Que son aceites y lubricantes, entre cuyas varias virtudes “no hay riesgo de explosividad”

Agua sin gasolina
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El Doctor Patán se negó a creer que el agua pudiera estar llena de gasolina desde el primer momento, cuando las denuncias empezaron a multiplicarse en las redes y los medios tradicionales. 

Que el tecito de gordolobo huele a estación de Pemex, decían, palabras más, palabras menos, los vecinos de algunas colonias de la Benito Juárez. “Imposible”, me dije. 

Ya el licenciado Batres, un orgullo para nuestro movimiento, había puntualizado que no habría problemas de abasto de agua potable, y el licenciado, para citar a Nietzsche, siempre pone el acto después de la palabra. 

Pregúntenle sino a la doctora Sheinbaum, con la que trabajó hombro con hombro. Sobre todo, pensó el Doctor Patán, nuestro jefe de Gobierno tiene una larga experiencia en líquidos contaminados. No voy a insultar con un apelativo como “tecnócrata”, pero sin duda sabe de lo que habla. 

Es, sabidamente, un compendio de conocimientos prácticos, como demostró en los días de la leche Betty, y no un grillo como los del PRIAN. Estamos en buenas manos. 

Así que, dijo el Doctor Patán, esto tiene que ser otra maniobra del neoliberalismo, más desesperado que nunca, si cabe, por el desempeño rutilante de nuestra compañera Claudia en el debate del otro día. 

En esas estaba, cuando, de visita en casa de un amigo que vive en la Nápoles, descubrí que sí, el whisky, al que como todos sabemos hay que ponerle un chorrito de agua fresca, dejaba un regusto como el que, supongo, sufren los tragafuegos de toda la vida. 

Puntualización importante: el amigo de su Doctor es tacaño con el escocés, que en su casa no alcanza nunca los estándares mínimos (“Lo del single malt es puro marketing”, tiene el arrojo de asegurar), pero tampoco tanto. 

“Es que sí está saliendo muy locochona el agua”, explicó el amigo, que tampoco alcanza los estándares idiomáticos mínimos y además ya llegó a una edad y habla con ciertos giros francamente vintage, y mandó al Doctor a casa con una inquietud francamente corrosiva, de esas que erosionan la fe en una revolución pacífica, una revolución de las conciencias, como la 4T.

 “¿Será posible que el compañero Martí, en un afán de cubrir el expediente y hacer como que cumple, está mandando a las casas, no sé, agua de la que sobra de trapear en Dos Bocas?”, me pregunté en un momento de duda –y pasando por alto que en Dos Bocas todavía no hay gasolina.

Lamento, de veras, haber dudado. La aclaración no tardó en llegar: luego de análisis súper meticulosos, el gobierno de la CDMX determinó que cero gasolina en el agua. 

Que son aceites y lubricantes, entre cuyas varias virtudes se cuentan que “no hay riesgo de explosividad”. 

Así que el Doctor Patán respiró. Lo único es que, como una precaución seguramente innecesaria, el puro dominicano con el que acompaño el whisky de la tarde lo mantengo lejos del vaso.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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