En economía, la competencia es el motor que impulsa la innovación, la calidad y, en última instancia, el bienestar del consumidor.
Sin embargo, esta competencia no surge de la nada; muchas veces requiere de un entorno regulado y de instituciones sólidas que procuren mantener un terreno de juego nivelado para todas las empresas.
En días recientes, en Estados Unidos, hemos sido testigos de acciones que podrían se contundentes por parte de las autoridades para garantizar precisamente eso, donde se empiezan a tomar medidas para evitar prácticas anticompetitivas y beneficiar así a los consumidores.
La reciente atención que han recibido empresas como Apple y TikTok por parte de autoridades estadounidenses es un recordatorio de la importancia de contar con regulaciones sólidas que procuren la competencia justa, no importando el tamaño o relevancia de estas.
En los Estados Unidos, autoridades han estado examinando a TikTok y Apple por preocupaciones sobre prácticas anticompetitivas y protección de datos respectivamente. Han surgido cuestionamientos sobre cómo TikTok maneja los datos personales y su posible conexión con el gobierno chino.
Esto ha resultado en la adopción de medidas como revisar posibles riesgos para la seguridad nacional y presionar a la empresa para que venda sus operaciones en Estados Unidos.
Por otro lado, Apple ha sido investigada por su posición dominante en el mercado de aplicaciones móviles, específicamente relacionadas con las comisiones que cobra a los desarrolladores en su App Store y la supuesta preferencia hacia sus propias aplicaciones. Además. Han surgido acciones regulatorias y demandas como resultado, con el objetivo de asegurar una competencia justa y proteger los intereses de los consumidores.
En ese sentido, es inevitable reflexionar sobre la situación en países como México, donde las concentraciones de mercado son evidentes en distintos mercados de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y las acciones para fomentar la competencia son escasas, por no decir inexistentes.
La falta de medidas antimonopolio efectivas en México no solo perpetúa la concentración del mercado, sino que también limita la capacidad de las empresas nacionales y extranjeras para prosperar en un entorno competitivo. Mientras que en otras partes del mundo se promueve la diversidad empresarial y se estimula la innovación a través de políticas procompetitivas, en México nos conformamos con las migajas que caen de la mesa de las decisiones que toman Estados Unidos o la Unión Europea.
Es hora de que las autoridades mexicanas reconozcan la urgente necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de regular y promover la competencia en el país.
La inacción solo perpetúa la desigualdad y limita las oportunidades de desarrollo económico para todos los actores involucrados.
El caso de Apple y TikTok en Estados Unidos, así como otros más a lo largo de la historia, sirve como un ejemplo elocuente de cómo las acciones decididas pueden nivelar el campo de juego entre las empresas y beneficiar a los consumidores. Es hora de romper las cadenas de la concentración del mercado y abrir las puertas a una competencia genuina que impulse la innovación, la calidad y el progreso económico en beneficio de todos los mexicanos.
POR GONZÁLO ROJÓN
COLABORADOR
MAAZ