Igualdad sustantiva, brecha de género, patriarcado, techo de cristal. Son términos ahora cotidianos en el argot empresarial, mediático y académico. Es bueno que sean cada vez más usados más allá del activismo, pero con su socialización se corre un riesgo del cual hablamos poco: decir por decir, sin saber qué dolores, compromisos y responsabilidades los habitan.
Nunca olvidaré la emoción que sentí al recibir la notificación de haber sido nominada a los Premios Mente Mujer Dalia Empower por el trabajo que desarrollamos en Ola Violeta AC contra lo que he nombrado feminicidio emocional desde mi tesis doctoral para la Universidad Panamericana. Compartir categoría con mujeres admiradas desde hace tantos años como Doña Irinea Buendía, pilar de la histórica Sentencia Mariana Lima Buendía de la Suprema Corte, o Marta Lamas, feminista histórica, me conmueve.
Pero confieso algo: mi mayor alegría de esa noche fue ver materializado el compromiso de un medio de comunicación que en tan sólo siete años ha tomado la conversación igualitaria como pilar de su labor, con el decidido impulso de Cristina Mieres, para transformarlo en unos reconocimientos que son desde ya motivación para que empresas y personas sepan que su lucha cuenta y es vista.
¿Por qué importa? Algunos datos, nada más por si alguien aún no lo ve. De acuerdo con el INEGI, las mujeres ganamos menos que los hombres, aunque hagamos el mismo trabajo: por cada 100 pesos de ellos, una mujer percibe 84.
Y eso, sin contar las labores de cuidado no remuneradas. De acuerdo con datos de Save the Children, a nivel global las niñas cargan con tareas domésticas desde temprana edad, lo cual además afecta su desempeño escolar por la simple razón de que llegan más cansadas al aula.
Si pueden estudiar y logran insertarse al mercado laboral, enfrentarán una realidad cuesta arriba. De acuerdo con la Cepal, una de cada dos mujeres no participa y el 57% de las ocupadas, laboran en sectores de alto riesgo.
La propia ONU ha tenido que ajustar el pronóstico de desarrollo que había trazado en su Agenda 2030 y ha llegado a estimar que tardaremos más de cien años en alcanzar la igualdad, logro que será imposible sin la participación de los hombres. En otras palabras, es tarea de la sociedad entera y en ese contexto, los Premios Mente Mujer Dalia Empower son un precedente porque abren la mirada a lo que están haciendo ellos, como aliados.
No lo ganaron esa noche, pero Gina Diez Barroso, Cristina Mieres y los equipos diversos que ellas encabezan también son ganadoras… porque honor, a quien honor merece.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
EEZ