Mientras el gobierno del presidente Joe Biden parece estar en busca de formas de aplicar más estrictas políticas migratorias en la frontera con México, sus rivales republicanos parecen empeñados a su vez en tratar de imponer su propia y más dura versión.
La diferencia entre ambas formulaciones parece más bien de detalles, pero mientras Biden y sus aliados buscan evitar que el tema sea usado en su contra durante la campaña electoral de este año, los republicanos encabezados por el expresidente y presunto candidato Donald Trump preferirían esperar hasta después de los comicios de noviembre y evitar darle un triunfo a sus rivales.
El debate es brutal y aunque las divergencias sobre migración tienen poco de nuevo y sí mucho de miedo a lo diferente, la forma en que demócratas y republicanos abordan son quizá uno de los aspectos más sobresalientes del choque actual.
En alguna medida, sería una derivación de la "guerra de culturas" que define a Estados Unidos desde sus inicios y se basa en buena parte en diferentes interpretaciones de principios religiosos.
Pero la cuestión migratoria incluye etnicidad, principios sociales y culturales.
De acuerdo con William Schneider, un politólogo y analista, la polarización del debate es parte de lo que hace a Estados Unidos cada vez más ingobernables.
La animosidad presente en el juego político limita las posibilidades de acuerdos entre dos partidos que literalmente dividen al país por la mitad, con mayorías mínimas en el Congreso (219 republicanos a 212 demócratas en la Cámara baja; 52 demócratas a 48 republicanos en el Senado).
Paralelamente, la polarización política se ha vuelto tan extrema que un gran segmento del electorado se niega a darle crédito al presidente Biden. La economía, el termómetro tradicional de la política estadounidense está bien, aunque no del todo, pero para los republicanos está literalmente en el hoyo.
"La animosidad partidista está impulsando la campaña de Donald Trump y manteniendo al magnate competitivo y, a menudo, ligeramente por delante del presidente Biden en las encuestas. La multitud del MAGA (Hacer a los Estados Unidos Grandes Otra Vez-MAGA por sus siglas en inglés) desprecia a Biden, no porque no esté haciendo su trabajo, sino porque es un demócrata que derrotó a su héroe en 2020.
"Trump es un populista y el populismo se nutre del resentimiento", subrayó Schneider.
Y el resentimiento se dirige con más facilidad hacia los inmigrantes, que en la actualidad son mayormente procedentes de naciones en desarrollo de Latinoamérica, Asia o África, con orígenes raciales, culturales y sociales diferentes al prototipo de sociedad blanca, anglosajona y protestante que los estadounidenses parecen idealizar.
Contradictoriamente se consideran un país de inmigrantes y saben que la llegada de nuevos grupos favorece a su economía. Pero eso trabaja hoy a favor de los demócratas y por tanto es un negativo para los republicanos.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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