Columna Invitada

La transformación digital del sistema energético para la gestión eficaz de desastres naturales

En situaciones de emergencia, la digitalización permite gestionar recursos de manera eficiente

La transformación digital del sistema energético para la gestión eficaz de desastres naturales
Israel García Palacios / Columna invitada / El Heraldo de México Foto: Especial

Con la creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales, la necesidad de una respuesta rápida y eficiente es más crítica que nunca. De acuerdo con el informe sobre Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, los fenómenos meteorológicos extremos, así como los cambios críticos en los sistemas terrestres son los problemas más grandes que enfrentará el mundo durante la próxima década, lo que destaca la importancia de abordar una cultura preventiva ante las emergencias climáticas y naturales.

Los efectos de dichos eventos son preocupantes. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que, desde 1992, 4.4 mil millones de personas fueron afectadas por desastres naturales, con un impacto económico de 2 trillones de dólares (equivalente a 25 años de Ayuda Oficial para el Desarrollo). De continuar sin inversiones significativas para hacer que las ciudades sean más resilientes, para 2030, los desastres naturales podrían costar globalmente $314 mil millones cada año.

Huracanes, terremotos, inundaciones y otros eventos ponen a prueba no solo la infraestructura física, sino también la capacidad de los sistemas energéticos para responder ante las emergencias. Por ejemplo, en 2021, a causa de una tormenta invernal en Texas, la más severa en 30 años, 4 millones de personas en Estados Unidos y México se quedaron sin electricidad. Otro caso similar se presentó cuando, debido a las altas temperaturas, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) declaró un estado de emergencia que ocasionó apagones en al menos 15 estados de la República mexicana.

En este contexto, la digitalización del sistema energético es una fuerte opción para mitigar los efectos devastadores de estos eventos y para prevenirlos. Las tecnologías de monitoreo remoto y análisis predictivo permiten anticipar fallos y riesgos en tiempo real, reduciendo el tiempo de respuesta de horas a minutos. Este enfoque proactivo es clave en la creación de redes eléctricas inteligentes o smart grids, que pueden detectar y corregir anomalías antes de que se conviertan en fallos catastróficos, como sobrecargas o apagones.

Los casos de Japón y Canadá ilustran la creciente necesidad de contar con redes eléctricas inteligentes para mejorar la fiabilidad y resiliencia de los sistemas energéticos. Japón, ubicado en el “Anillo de Fuego” del Pacífico y altamente vulnerable a desastres naturales, lanzó en 2022 un ambicioso programa de financiación de 155,000 millones de dólares , destinado a fomentar inversiones en redes inteligentes que ayuden a mitigar los impactos de estos fenómenos. Por su parte, Canadá, clasificado como el noveno país más afectado por el cambio climático según el Índice de Riesgo Climático de Germanwatch, está destinando 100 millones de dólares a su Programa de Redes Inteligentes, con el fin de impulsar la implementación de tecnologías avanzadas y sistemas inteligentes integrados.

Durante situaciones de emergencia, la digitalización permite gestionar los recursos energéticos de manera más eficiente. Los sistemas avanzados priorizan el suministro eléctrico en infraestructuras críticas y redirigen automáticamente la energía hacia áreas afectadas, como en el caso de terremotos o tormentas severas. Esta capacidad no sólo acelera la recuperación, sino que también reduce los riesgos asociados con apagones prolongados, minimizando el impacto.

Además de la respuesta inmediata, la digitalización también contribuye a la prevención a largo plazo. Las plataformas de análisis de datos permiten identificar las áreas más vulnerables antes de que ocurra un desastre, fortaleciendo las infraestructuras críticas y optimizando la asignación de recursos para evitar futuros daños. La integración de soluciones de energía distribuida y microgrids, que pueden operar de manera autónoma, asegura un suministro estable y resiliente, especialmente en zonas alejadas de las redes principales, previniendo el aislamiento energético.

Con más de dos tercios de la población mundial proyectada para vivir en ciudades en 2050, la combinación de tecnologías digitales y gestión energética será esencial para aumentar la resiliencia urbana frente a desastres naturales. La digitalización no sólo transforma la manera en que nos preparamos y respondemos ante estas eventualidades, sino que también fortalece la infraestructura para prevenir daños mayores, ofreciendo las herramientas necesarias para construir sistemas energéticos más seguros y eficientes para el futuro.

Al ser los desastres naturales una amenaza constante, el avance hacia redes inteligentes, energías distribuidas y sistemas de monitoreo digitalizados no es solo una opción, sino una necesidad. La implementación de estas tecnologías no solo puede salvar infraestructuras y reducir los costos de recuperación, sino también salvar vidas.

La clave para enfrentar los desafíos energéticos del futuro estará en nuestra capacidad para adoptar la digitalización y aprovechar todo su potencial.

Israel García Palacios

Gerente de Mercado Empresarial en Hitachi Energy

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