Definiciones

Pleitos en la 4T

Ni Ricardo Monreal ni Adán Augusto López son precisamente queridos por la presidenta Sheinbaum

Pleitos en la 4T
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Ni Adán Augusto López, ni Ricardo Monreal, son precisamente queridos por la presidenta Claudia Sheinbaum. El primero, fue su más feroz adversario en el proceso interno de Morena, que desembocó en la candidatura de Sheinbaum. El segundo, tiene viejas rencillas con la presidenta, que datan de la disputa por la candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX en 2017-2018.

Ambos están ahí por un acuerdo construido por AMLO para repartir posiciones, en el que la hoy presidenta no tuvo poder de decisión. Ella no los impulsó para que se convirtieran en coordinadores parlamentarios. Cuando llegó, ya estaban ahí.

Ninguno es su incondicional. Ambos tienen trayectoria propia, agenda propia y futuro propio. Los dos quieren ser candidatos presidenciales en 2030.

El ríspido intercambio protagonizado por López y Monreal la semana pasada, es apenas la punta del iceberg del golpeteo que se vive en el seno de la 4T donde los pleitos están a la orden del día. Las patadas cada vez son menos por debajo de la mesa, y van quedando expuestas.

En el primer círculo de la presidenta, por ejemplo, detestan a los duros que se sienten impolutos y quieren amarrar a Sheinbaum para gobernar. En la dirigencia de Morena, califican de tibios a los que no andan proclamando a diestra y siniestra el mantra “es un honor estar con Obrador”. Varios gobernadores han emprendido su propia ruta, en claro reto al poder de Palacio Nacional; lo ponen a prueba. En San Lázaro, legisladores cercanos a la presidenta fueron avasallados por la dupla Monreal-Pedro Haces, y desde el Senado, Adán Augusto intenta torpedear al coordinador en Cámara de Diputados.

El coordinador en la cámara alta se queja de un recorte presupuestal y culpa a Monreal del mismo. También lo acusa de mantener contratos opacos, durante su paso por el Senado. En la otra esquina, el poderoso coordinador de la mayoría en San Lázaro revira y lo tacha de mentiroso. En medio, nadie. ¿Quién llama a la calma? ¿Quién opera?

Hay un batidillo. Unos y otros conviven para la foto, pero en realidad se detestan. Y nadie parece poner orden. La presidenta está más ocupada sorteando los obstáculos colocados por su antecesor, que operando. Prioriza la viabilidad de su gestión, acorralada por erráticas decisiones económicas, un caudal de pendientes en salud y la descomposición en materia de seguridad, y no parece tener demasiado tiempo para tejer políticamente.

¿Quién opera para Sheinbaum? El partido no. Los coordinadores en el Senado y Cámara de Diputados, tampoco. Los gobernadores, andan muy sueltos. Está cercada. Le dejaron un presupuesto sin demasiado margen y un país bañado en sangre. Y quienes tendrían que acompañarla, están ocupados aprovechando los vacíos y disputándose el poder.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN    

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                                              

@MLOPEZSANMARTIN

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