Columna Invitada

La nueva estrategia de seguridad, ¿Quedar bien con EU o resolver el tema de fondo?

El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de mantener y fortalecer estas acciones a lo largo del tiempo, garantizando que no se diluyan en promesas políticas y construyendo confianza en las instituciones de seguridad

La nueva estrategia de seguridad, ¿Quedar bien con EU o resolver el tema de fondo?
José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Es cierto que la violencia extrema que azota al país no fue un suceso, sino un proceso. No se resolverá de manera inmediata. Lo que exige México son resultados concretos: no retórica, numeralia falsa ni vacías justificaciones políticas. Mucho menos se trata de culpar a administraciones anteriores, López Obrador incluido.

En los últimos días, hemos sido testigos de un cambio importante en la estrategia de seguridad implementada por la Presidenta y su Secretario de Seguridad. Es alentador que finalmente haya un enfoque más pragmático para abordar los enormes retos de seguridad en México. La pregunta que surge es: ¿este cambio tiene como objetivo enfrentar los problemas de raíz o simplemente enviar un mensaje a Estados Unidos y al expresidente y futuro presidente Donald Trump?

Podríamos pensar que, mientras haya un cambio, el motivo es secundario. Sin embargo, considero que no es así. Si el cambio busca enfrentar el problema de manera inteligente, ordenar y pacificar el país, y de paso mandar un mensaje claro a Estados Unidos, entonces es un movimiento positivo. Pero si la motivación principal es solo apaciguar presiones externas, este cambio será temporal. Una vez ratificado el T-MEC o al término de los cuatro años de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, se corre el riesgo de que México vuelva a depender de las exigencias internacionales en lugar de seguir una estrategia propia. Por ello, el objetivo del cambio es clave, sin embargo quedar bien con EU, no es hacer política allá. Lo no es hacer política aquí, desde la mañanera, con discursos que esperamos escuchen allá, lo importante como lo dije; es hacer política allá; simultáneamente trabajar y enfrentar el problema aquí

La captura de líderes criminales, la destrucción de laboratorios de drogas y los recientes decomisos son, sin duda, pasos en la dirección correcta. Pero también dejan en evidencia una realidad incómoda: que López Obrador o no sabía, o mintió al afirmar que en México no se fabricaba ni se traficaba fentanilo.

En Sinaloa, un estado históricamente vinculado al narcotráfico, el gobierno ha tomado medidas contundentes que van más allá del despliegue militar superficial. Por ejemplo, el reciente decomiso de suficiente fentanilo para producir 20 millones de dosis es un logro significativo. Además, no es menor la captura de un importante capo relacionado con el cártel de "Los Chapitos". Estas acciones no solo son cifras; representan resultados tangibles que comienzan a marcar distancia con la estrategia de “abrazos, no balazos” del sexenio anterior.

El decomiso de fentanilo es particularmente relevante en el contexto internacional, ya que esta sustancia ha sido un punto de fricción en las relaciones entre México y Estados Unidos. Mientras Trump continúa presionando con amenazas de aranceles y acciones militares contra los cárteles, el mensaje que México envía es claro: se están tomando medidas efectivas.

El mayor reto para este gobierno será demostrar que estos ajustes en la estrategia de seguridad no son solo una respuesta reactiva a las presiones externas, sino una atención genuina al problema más urgente para los mexicanos. La violencia asociada al narcotráfico afecta, sí, la imagen internacional del país, pero lo más importante es detener la destrucción de vidas, comunidades y economías enteras.

El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de mantener y fortalecer estas acciones a lo largo del tiempo, garantizando que no se diluyan en promesas políticas y construyendo confianza en las instituciones de seguridad. Solo de esta manera será posible transformar un “ajuste” en un cambio estructural genuino.

La seguridad en México no es solo un asunto interno; también es una pieza clave en el complejo tablero de las relaciones internacionales. Mientras se continúen implementando acciones concretas y se consolide una estrategia integral, México podrá avanzar hacia un futuro más seguro y menos condicionado por las amenazas externas. En este proceso, lo que importa no es lo que se dice, sino lo que se hace y los resultados que se obtienen. Y simultáneamente no podemos olvidar las gestiones en EU. Atinadamente escribe Jesús Silva Herzog Márquez: No se ven esfuerzos concretos por usar el otro tablero, el tablero indispensable: el de la política norteamericana. Coincido con él al señalar: El reto de la segunda Presidencia de Trump necesita el despliegue de una muy audaz política de alianzas en Estados Unidos. Insisto, es fundamental atender el problema mexicano, el interior, sin embargo es indispensable mientras se trabaja el asunto aquí, es urgente es hacer política allá.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI

ABOGADO

EEZ

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