Ante las estridencias demagógicas del fin del proceso electoral, especialmente de Donald Trump, muy plantada se halla la realidad socioeconómica de nuestra colindancia con el país hegemónico, el intercambio comercial competitivo respecto de China, la política binacional vinculada al cambiante fenómeno migratorio, así como el combate a la incidencia delictiva con aspectos globales.
El probable, aunque indeseable, triunfo del conservadurismo en Estados Unidos encuentra de este lado una sólida plataforma de acciones, disposición creativa del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, fortaleza identitaria nacional y un proyecto de gobierno con inteligente ánimo de independencia y colaboración que hacen lejana la sobrevivencia de la demagogia de Trump ante la reorganización de sus prioridades como gobernante en caso de cumplirse la expectativa de apariencia funesta.
En 2015, las advertencias del republicano se concentraban en el levantamiento del muro fronterizo para contener el paso de migrantes. Al final de su administración sólo se habían completado 727 kilómetros que reemplazaban cercas existentes y aproximadamente 935 mil personas en situación de migración ilegal habían sido deportadas. Joe Biden ofreció un programa de retorno voluntario y a la fecha más de 1.1 millones han vuelto a sus países.
En otras palabras, por cierto, los demócratas tienden a ser más conservadores que los republicanos respecto de la migración. Hay también demagogia… omisa.
Este martes electoral es de zozobra democrática, pero no de incertidumbre del liderazgo nacional, más educado, sensible, firme y con mayor sentido de equipo de lo visible y previsible del otro lado, gracias a un talante afinado existente en el caso de Sheinbaum.
Entre el republicano y el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador hubo entendimiento pragmático, principalmente en materia comercial. Los resultados revelan, por ejemplo, en exportaciones incremento anual de México a Estados Unidos de 5.83 por ciento y de 4.33 a la inversa. De los vecinos distantes de la década de 1980 pasamos a los socios comerciales con Trump en su etapa menos veterana.
La eventual victoria de la demócrata Kamala Harris tampoco, por lo indicado, asegura solamente una impresumible tersura.
En Sheinbaum, al igual que en otras figuras centrales de la política mexicana, como Clara Brugada, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, hay una evidente disciplina estratégica para interactuar con ciudadanías libres, que no se embarcan, ni en martes ni nunca, con imposiciones, amenazas o bravatas electorales.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
PRESIDENTE DEL CONSEJO CIUDADANO DE LA CDMX
@GUERREROCHIPRES
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