En la historia de México, la Revolución Mexicana marcó una época de transformaciones sociales y políticas marcadas por la violencia. En medio de este proceso de eventos, surgieron espacios de crítica y entretenimiento, siendo el teatro de uno de ellos, que se valió del humor como herramienta para procesar la realidad. Uno de los ejemplos más destacados de este fenómeno es la “El país de la metralla”, una obra que no solo entretuvo a los capitalinos, sino que también ofreció una sátira política de los eventos de la revolución.
Corría el año 1913, México acababa de ser sacudido por la Decena Trágica, un periodo de diez días de violencia extrema que culminó con el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez. Había confusiones y la tensión se hacía presente en la capital.
Demandas después de la Decena Trágica, el dramaturgo José F. Elizondo presentó “El país de la metralla”. La producción utilizaba el humor y lo carnavalesco para hacer un recorrido de los eventos recientes de la Decena Trágica. La obra combinaba lo trágico con lo cómico dentro de la vida cotidiana de México. Se burlaba de ciertos personajes, reconocibles por los espectadores. También atacaba a los Estados Unidos, teniendo tintes del antiamericanismo que resonaba con el periodo.
La sátira política de la obra no fue bien recibida por todos. Particularmente los militares carrancistas, algunos referenciados en la obra, quienes anunciaron venganza contra los autores de la obra. Una vez que las fuerzas constitucionalistas llegaron a la Ciudad de México estos tuvieron que salir del país.
La importancia de “El país de la metralla” radica no solo en su contenido, sino en su contexto. La obra se estrenó en una época en la que México buscaba formas de lidiar con el trauma de la violencia política. Ofreció una manera de procesar los eventos recientes, permitiendo al público ver la tragedia desde una nueva perspectiva. Además de su impacto en su periodo, la obra también influyó en futuras producciones. Posteriormente, a lo largo del veinte, se realizaron representaciones inspiradas en ella.
A través del humor en tiempos de convulsión política, la obra entretuvo y se consolidó como una plataforma para mostrar la actualidad de aquel entonces desde la relación de sufrimiento, confusión y comedia, aunado, claro, al sentimiento nacionalista de la época y la política huerista.
POR IGNACIO ANAYA
COLABORADOR
@Ignaciominj
MAAZ
