Sin duda vivimos una época de aceleración de procesos con impacto mundial; ya sea la inteligencia artificial, el cambio climático, el crimen organizado, el paso de la globalización a la regionalización, el cuestionamiento a los sistemas democráticos. Todo lo anterior y muchos otros fenómenos, en mayor o menor medida, transforman nuestros hábitos y métodos de convivencia.
El sistema internacional sustentado en estructuras estatales y marcos legales de convivencia entre las naciones ve su estabilidad en riesgo ante estos fenómenos trasnacionales y el deseo de sectores políticos en distintos países deseosos de actuar por fuera de ese marco legal; como invadir a otro país, buscar la eliminación étnica del vecino o querer imponer “sus leyes” en otros países. Los ejemplos abundan.
Ahora, con la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, se percibe una aceleración a esos escenarios y el impulso a lo que bien puede ser la desgobernanza global con cada quien en su vecindario en busca de defenderse o de expandirse. En el caso de
Estados Unidos, apoyándose en su poderío militar y la supuesta solidez de su mercado interno, que bien puede llevarle a un incremento de deuda interna con mayores tasas de interés en el mediano plazo. Pero el plazo que a Trump importa es el inmediato, acorde al efectismo que se le conoce.
Otros poderes regionales como Rusia y China bien pueden buscar su acomodo limítrofe demandando ampliar sus fronteras e influencia inmediata. En la medida en la que esas expansiones no colinden directamente con el rival americano, la paz relativa puede continuar en esta nueva versión de Guerra Fría, de menor sustento ideológico pero centrada en el poder económico.
Para México el horizonte se ve sombrío, además de los retos internos, especialmente en cuanto a gobernanza de la nueva gestión, la vecindad con Estados Unidos se antoja más un riesgo que nunca desde 1847. No por un riesgo de invasión, pues hay muchas formas de librar guerras y en el nivel del discurso sin duda hay que estar preparados para una, insisto, no tradicional.
Cuando los anuncios de nombramientos del gabinete nos llegan, podemos ver con claridad en donde estamos en la relación con Estados Unidos. No será Marco Rubio, futuro Secretario de Estados, quien más se ocupe de México; serán departamentos de acción interna: Justicia, DHS, Fronteras, ICE, Comercio, etcétera. Somos un tema de política doméstica, ya desde hace tiempo y no hemos logrado salir de ello para una relación más simétrica.
Siendo un país de gran importancia económica, nuestro 80% de comercio con Estados Unidos no es determinante cuando casi el 70% de la economía de ese país se genera internamente. Somos importantes, pero no fundamentales. Podemos impactar en su inflación, pero sobre todo en su competitividad.
Entrar en una guerra de aranceles suena bien como postura, pero es sabido que el efecto es de corto plazo y a la larga nos costará mucho más a nosotros por esa extrema dependencia de nuestro comercio con el Norte.
En donde si puede impactar una disputa comercial bilateral y hasta trilateral es en restar competitividad a la región y el futuro que bien sabe Trump es el de la supremacía de Norteamérica en la era de los regionalismos. México es no solo productor y exportador, es también un mercado con creciente capacidad de consumo y ese es el motor de la región ante los desarrollos tecnológicos y expansión de otras regiones. Sin duda, ahí participará un factor clave para México: sus propias condiciones de crecimiento y estabilidad socioeconómicas internas.
Gobernanza, seguridad, combate a la corrupción y al crimen organizado, son factores sustantivos de nuestra situación interna, de los que depende que el horizonte de estos días torne en oportunidades. Con fortalezas internas debemos movernos a esas condiciones de asociación en igualdad. Trump sabe que un México económicamente fuerte y socialmente estable es en beneficio regional y hasta los políticos canadienses, que no saben cómo congraciarse con él, conocen esa realidad. Debemos saberlo también nosotros.
POR DAVID NÁJERA
EMBAJADOR DE MÉXICO
ACTUALMENTE PRESIDE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO A.C.
@IMATIASROMERO
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