Varios opinócratas han coincidido en un argumento para explicar el por qué de la apabullante victoria de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo; estos han llegado a la conclusión de que los más de 30 millones de mexicanas y mexicanos se encuentran cegados e incapaces de ver una realidad completamente distinta a la que estos -los opinócratas- si pueden apreciar gracias a su increíble inteligencia y capacidad de abstracción. Por el contrario, esa gran cantidad de ciudadanas y ciudadanos son unos ignorantes, mismos que no pueden identificar lo que es mejor para ellos; son súbditos, acarreados, muertos de hambre, quienes han cometido un “suicidio colectivo”, llamado así por un finísimo escritor mexicano.
Esos epítetos están cargados de clasismo y racismo, porque les resta importancia como actores politizados; quién sino ellos, pueden saber si el gobierno les ha cumplido, si su vida ha mejorado, si se sienten más seguros y económicamente les va mejor; lo que muchos se niegan a ver es que existe un amplio consenso en todos los estratos sociales, es decir, se mantiene una amplia aprobación del Proyecto de Nación que inició Andrés Manuel López Obrador, y le tienen la confianza suficiente a Claudia Sheinbaum para que continúe por el mismo camino.
Aquí cabe recordar que, El Heraldo de México y Question Mark publicaron una encuesta hace unas semanas, de la cual se desprende que la población tiene altas expectativas sobre el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, ya que el 64% de los encuestados espera mucho del Gobierno de la primera mujer presidenta de México.
La oposición, pese a que se encuentra rodeada de analistas de renombre, no pudo comprender que el México de ahora, se encuentra en un proceso de madurez política que exige una nueva clase política, nuevos periodistas, analistas y opinadores. En este sentido, no parece una sorpresa que varios de ellos estén siendo remplazados en los medios hegemónicos de comunicación, que las televisoras, radiodifusoras y periódicos estén iniciando un proceso de reestructuración para refrescar los contenidos para la audiencia.
No es mentira decir que ha disminuido el consumo de ese tipo de periodistas; pues se vieron envueltos en una dinámica donde se hablaban entre ellos, escribían para leerse entre ellos, y consumían los programas donde se citaban unos a otros; por lo que, se desarrollaban en una burbuja muy apartada del pueblo de a pie.
Afortunadamente, se está construyendo y formando una nueva generación de analistas críticos que se han apartado de los medios convencionales de comunicación para emitir opiniones y análisis con una perspectiva distinta y que han logrado llegar a los rincones más apartados de nuestro país.
Los medios deben dar voz a las diferentes visiones y realidades, no se trata de elogiar al gobierno sin fundamento, sino de reconocer los avances y los resultados que se ven reflejados en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
POR ANGÉLICA VARGAS
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