Columna Invitada

Nihon Hidankyu: Premio Nobel de la Paz 2024

En los años que tuve el alto honor de representar a México como embajador en Japón (2004-2011) entré en contacto con Nihon Hidankyu

Nihon Hidankyu: Premio Nobel de la Paz 2024
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El Comité Nobel Noruego otorgó el Premio Nobel de la Paz de este año a Nihon Hidankyu, la Asociación de sobrevivientes japoneses (Hibakusha) a los ataques nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, del 6 y 9 de agosto de 1945. Es una decisión digna de elogio. Dicha organización se dedica a elevar la conciencia de la comunidad mundial sobre el enorme peligro que representan las armas nucleares. Sus miembros son la más viva representación de los terribles efectos humanitarios que estas armas pueden producir y, por ende, de la amenaza para toda la humanidad que significa su sola existencia.

En los años que tuve el alto honor de representar a México como embajador en Japón (2004-2011) entré en contacto con Nihon Hidankyu. A ellos lo que más les interesaba saber era cómo un país socio y aliado económicamente de Estados Unidos era uno de los más activos contra las armas nucleares. Mi respuesta siempre fue la misma: entre amigos y aliados hay diferencias. Es de amigos reconocerlas y respetarlas.

En la bella ciudad de Hiroshima, completamente reconstruida, existen un monumento y un museo construidos para recordar la tragedia acontecida el 6 de agosto de 1945, a las 7:15 de la mañana, cuando la ciudad fue devastada por una bomba nuclear. En medio de una hermosa plaza se encuentra un pequeño arco, un Cenotafio, que marca el lugar exacto en que cayó la bomba. La ciudad decidió dejar en pie las ruinas del antiguo edificio de la alcaldía como un recordatorio perene, a toda la humanidad, de la inmensa destrucción que pueden provocar esas terribles armas.

En 1982, cuando tuvo lugar el Segundo Periodo de la Asamblea General de la ONU dedicado al desarme, celebrado por iniciativa de México, Hiroshima lanzó una campaña para sumar ciudades de todo el mundo en contra de las armas nucleares (Mayors for Peace). Hoy, esa red suma más de ocho mil ciudades en 166 países. Es un reflejo fiel de la enorme preocupación que existe, a nivel local, por la existencia y posible uso de armas nucleares.

Es justo reconocer que el Comité Nobel del Parlamento Noruego que otorga el Premio ha militado, durante muchos años, en contra de las armas nucleares. En 1962, lo concedió al científico Linus Pauling por su campaña en contra de las pruebas de armas nucleares. En 1974, lo recibió el Primer Ministro japonés, Eisaku Sato, por su renuncia explícita a desarrollar armas nucleares. En 1982, lo recibió el Embajador mexicano, Alfonso García Robles, por haber sido el arquitecto del Tratado de Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina, conocido como el Tratado de Tlatelolco. En 1985, el Premio fue para la “Asociación de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear”. En 1995, le correspondió a la Conferencia Pugwash por sus estudios para eliminar las armas nucleares, y en 2005 al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), por sus esfuerzos para prevenir el uso de la energía nuclear para fines militares. Por último, en 2017, el premio fue concedido a la “Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares” (ICAN, por sus siglas en inglés), por su pionera labor pionera a favor de un tratado internacional para prohibir esas armas.

Hoy, Rusia y Estados Unidos han abandonado casi todos sus acuerdos en materia de desarme nuclear, firmados durante la guerra fría, o cuando ésta concluyó. Actualmente, solo está en vigor el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, firmado en 2010, cuya vigencia fue extendida en 2021, por solo cinco años más, hasta 2026.

El mundo atraviesa por un momento muy obscuro. Se multiplican los conflictos violentos, y las guerras abiertas en Ucrania y Medio Oriente amenazan con extenderse. En foros internacionales y grupos de expertos se ha normalizado lo impensable: la noción de un posible uso de armas nucleares. El presidente de Rusia ha reiterado que se reserva el derecho a utilizarlas en ciertas circunstancias. Corea del Norte continúa ensayando misiles de largo alcance que amenazan a Japón y, eventualmente, a Estados Unidos, nuestro vecino inmediato. Se especula si Israel podría utilizarlas contra Irán. Desde la crisis de los misiles en Cuba, hace 62 años, la humanidad no vivía un clima de tanta desconfianza entre las superpotencias nucleares, Rusia, China y Estados Unidos.

Durante décadas, México ha sido uno de los principales líderes a favor del desarme nuclear. Es un sello distintivo y motivo de orgullo de su diplomacia multilateral. Las potencias nucleares saben que nuestro esfuerzo es de buena fe, y no está dirigido en contra de ningún país. México no forma parte de alianzas militares, y es parte de todos los tratados multilaterales de desarme.

Para darle nuevo vigor a nuestros esfuerzos, en noviembre del año pasado, el exembajador ante la ONU, recién nombrado Canciller, Juan Ramón De la Fuente, presidió la conferencia de los estados parte del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (Nueva York, noviembre de 2023), promovido por nuestro país, Austria, Irlanda y Noruega, y aprobado en 2017. Afortunadamente, estamos bien acompañados por un centenar de naciones que han firmado ese tratado, y del activismo de docenas de organizaciones internacionales, como Nihon Hidankyu. Compartimos una de las mejores causas de la humanidad: el propósito de librar al mundo de esas terribles armas de destrucción masiva.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR DEL TEC DE MONTERREY

@MIGUELRCABANAS

MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX

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