Columna invitada

Presos políticos, víctimas de las dictaduras

Los presos políticos son individuos encarcelados no por cometer delitos comunes, sino por sus opiniones, creencias o actividades políticas

Presos políticos, víctimas de  las dictaduras
Mariana Gómez del Campo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Los presos políticos son individuos encarcelados no por cometer delitos comunes, sino por sus opiniones, creencias o actividades políticas. Son víctimas de regímenes que buscan silenciar cualquier forma de disidencia u oposición. Estas personas, en su mayoría activistas, periodistas, líderes sociales o ciudadanos comunes, son castigadas simplemente por expresar su desacuerdo con el gobierno.

En muchos países, los presos políticos son una consecuencia directa de regímenes autoritarios o dictaduras. Estos sistemas de poder se caracterizan por concentrar el control en una sola figura o grupo, restringiendo drásticamente las libertades democráticas, como la libertad de expresión y el derecho a protestar. En este tipo de gobiernos, cualquier crítica al oficialismo es vista como una amenaza, y quienes se atreven a desafiarlo son perseguidos, encarcelados e incluso sometidos a torturas.

Las dictaduras suelen recurrir a la represión para mantener el control sobre la ciudadanía. Esto incluye manipular las leyes para justificar la detención de opositores. Los gobiernos autoritarios a menudo acusan a los disidentes de delitos fabricados o exagerados, y los juicios a los que son sometidos carecen de las garantías necesarias para asegurar justicia. En estos países, los medios de comunicación también están controlados por el Estado, lo que dificulta la denuncia pública de las violaciones a los derechos humanos.

Un ejemplo claro de esta situación es Cuba, donde el régimen comunista ha utilizado el encarcelamiento de opositores como una herramienta para silenciar cualquier forma de crítica desde 1959. La represión se intensifica en momentos de crisis, como ocurrió durante las protestas del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles para manifestarse contra la situación económica y la falta de libertades.

En respuesta, el régimen detuvo a cientos de manifestantes, entre ellos activistas y periodistas independientes. Muchos fueron condenados a varios años de prisión bajo cargos como "sedición" o "desorden público", cuando en realidad solo ejercían su derecho a protestar pacíficamente.

Hace unos días, tuve la oportunidad de reunirme con Jorge Luis García Pérez, conocido como Antúnez, activista cubano que pasó 17 años en prisión por oponerse al régimen comunista y que hoy es un símbolo de la resistencia en Cuba. Me he comprometido a alzar la voz por su hermano Loreto y su esposa Yaimaris, quienes hoy son presos políticos, víctimas de la misma represión.

En Venezuela, la situación es igualmente preocupante. El régimen de Nicolás Maduro ha sido denunciado por utilizar la represión para aferrarse al poder, encarcelando a quienes se oponen a su mandato.

La represión en Cuba y Venezuela es un claro ejemplo de cómo los gobiernos autoritarios emplean el sistema judicial como una herramienta política. Las detenciones arbitrarias y la ausencia de juicios imparciales son tácticas habituales para eliminar a los adversarios. Los presos políticos enfrentan condiciones inhumanas en prisión, sufriendo maltratos y constantes violaciones de sus derechos.

Por esta razón, me he dedicado a amadrinar a varios de ellos, con el fin de visibilizar sus casos y brindarles apoyo. Este acto de solidaridad busca amplificar sus voces y denunciar las injusticias que padecen.

La comunidad internacional, a través de organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, ha denunciado de manera reiterada estas violaciones. Sin embargo, los regímenes autoritarios ignoran estas denuncias, justificando sus acciones como necesarias para mantener la "seguridad nacional". La liberación de presos políticos y el respeto a los derechos humanos son exigencias permanentes.

Los presos políticos simbolizan la represión más evidente en los regímenes dictatoriales. En países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, el encarcelamiento de disidentes es una estrategia para eliminar cualquier forma de oposición y perpetuar el control del poder. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos desempeñan un papel clave al denunciar estas injusticias.

¡No más regímenes autoritarios en la región! EXIGIMOS UNA AMÉRICA LIBRE.

POR MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO
Presidenta de la Organización Demócrata Cristiana de América ( ODCA)

MAAZ

 

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