Columna invitada

De la curiosidad científica al temor global

Hace más de cien años era un tema de ideas, curiosidades, escritos y propuestas. Desde el siglo diecinueve. Una de las tantas maneras científicas 

De la curiosidad científica al temor global
Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

"Si los científicos tienen razón al decir que durante mil años o más, el gas de ácido carbónico que se acumula en el aire a través de la quema de carbón hará que los climas del mundo sean cada vez más cálidos, el deshielo del frígido norte en Rusia y Siberia hará que sus tierras sean las más deseables […]" Este fragmento podrá parecer sacado de las millones de frases que se dicen o escriben día tras día sobre el cambio climático, pero en realidad se trata de una oración dentro de la obra On Board the Good Ship Earth escrita por Herbert Quick en 1913.

Hace más de cien años era un tema de ideas, curiosidades, escritos y propuestas. Desde el siglo diecinueve. Una de las tantas maneras científicas para explicar el mundo y sus cambios. "Podemos estimar que le tomará a Londres otros 4,000 a 5,000 años alcanzar el clima de Egipto, al cual se está acercando lentamente", escribía un periódico en Minnesota en mayo de 1910.

En aquel entonces eran solo estimaciones, muchas sin evidencia, dentro de un océano de interpretaciones. Una cosa era demostrar que existía el cambio climático y otra que la actividad humana jugaba un papel determinante en este, pero a fin de cuentas era algo que pasaría siglos o incluso milenios después, aunque sí se pensaban en sus repercusiones. No tendría caso juzgarlas de verdaderas o falsas, sería un tanto anacrónico, fueron predicciones, en su momento, sin mayor impacto en la percepción del público.

Se trataba, pues, de un tema que para muchos no daba más que unas cuantas oraciones. El calentamiento global era mera curiosidad. Todavía no era ese miedo que hace a nuestras generaciones perder esperanzas en un mejor futuro. El gran temor del siglo veintiuno, por así decirlo. Mientras avanzaba el veinte, se comenzaba a posicionar la teoría de que el ser humano jugaba un papel importante detrás del cambio climático.

Un periódico de Washington narraba tales afirmaciones en 1955: "Muchos científicos creen que las temperaturas crecientes de la Tierra pueden deberse en parte a los seis mil millones de toneladas de dióxido de carbono vertidas en la atmósfera terrestre cada año desde las chimeneas de las plantas industriales". Era una pregunta abierta.

El mismo artículo comentaba la otra parte: "Otros científicos, observando detenidamente los cambios en las manchas solares, dicen que el calentamiento no es culpa de la Tierra en absoluto — es el sol que se está volviendo más caliente". El tema siguió avanzando, las investigaciones revelaron aquello que posteriormente se convirtió en un posible escenario apocalíptico.

Para la gente de pasado no eran sus problemas, ni temores. Ahora una considerable parte de la población mundial dice – oh, rayos – esto es más importante y peligroso de lo que se creía antes. Ese es el presente, la era del cambio climático en nuestras proyecciones del porvenir.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

MAAZ

 

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