Durante esta semana se llevó a cabo la Asamblea General de la ONU y lo que ha sucedido hasta el momento en el que escribo estas líneas me parece que es una muy triste radiografía del clima político, social, medioambiental y humanitario que vive actualmente el mundo.
Los señalamientos más estridentes hasta ahora han sido enunciados por líderes del sur global, específicamente de América Latina: Gustavo Petro, Lula Da Silva, Laurentino Cortizo y Alberto Fernández, entre otros, han puesto el dedo en la llaga en temas como la migración, los conflictos armados, el cambio climático, la desigualdad económica y el doble rasero con el que las potencias de Occidente combaten guerras como las de Ucrania y Palestina.
Esto último es muy relevante, al menos en el terreno de la narrativa que están empleando países en vías de desarrollo. En este caso, el discurso del presidente colombiano, Gustavo Petro, fue sin lugar a dudas el más incendiario y confrontativo con Occidente, puesto que el mandatario considera que el planeta y la humanidad van camino a la extinción y los países desarrollados poco están haciendo para cambiar el panorama.
Más allá de si Petro buscaba o no cierto protagonismo, lo cierto es que, palabras más, palabras menos, los líderes latinoamericanos tuvieron varios puntos de coincidencia y me parece que la agenda global de las potencias de Occidente no debería ignorar estos llamados de atención sobre las diversas crisis que vive el continente y el mundo entero.
Por ejemplo, la migración provocada por la violencia y el cambio climático son ollas de presión a punto de estallar y en no pocos años se convertirán en situaciones insostenibles para los países que las padecen, y México tiene un lugar importante ahí: nuestra crisis migratoria al norte y sur de nuestras fronteras requiere urgentemente de recursos y soluciones a las que Washington ha hecho oídos sordos.
La crisis climática ha sido también uno de los tópicos medulares en las intervenciones de los diferentes líderes que han pasado por el estrado. Y es que la escasez de agua o alimentos ya son un problema real para muchos países y la situación se agrava cada día más ante los pasos tan lentos que como humanidad estamos dando en estos temas tan urgentes.
Y por último, el otro asunto que no podía omitirse en esta asamblea fue el de la guerra en Ucrania y el peligro que, según Joe Biden, representa Rusia para la seguridad del mundo. Justo esta sentencia fue la que el presidente de Colombia criticó, cuando hizo referencia a la hipocresía de Occidente y de sus organismos internacionales cuando sancionan o condenan guerras y ocupaciones dependiendo de quien las haga.
Ante esta andanada de acusaciones y recriminaciones, queda la pregunta de qué tan grande será la caja de resonancia de estos reclamos, algunos totalmente justificados, y de si organismos internacionales como la ONU, tendrán en un futuro cercano el peso y relevancia que tuvieron hace algunas décadas, tomando en cuenta que su razón de ser cada vez es más cuestionada, y tristemente, hay muchas razones para ello.
POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS
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