“Nosotros no vamos a ocultar nada, eso que quede claro, no somos tapadera.” López Obrador
En el México que nos tocó nacer y el país donde vivimos cada día se vuelve más un escenario catastrófico. Muertes, desabasto médico, educación sesgada y una situación espeluznante, las desapariciones de personas. En el recuento histórico existente, desde 1962 hasta este año se cuentan 290,824 reportes de personas desaparecidas, pero en tan solo lo que va del actual sexenio se cuentan a más de 110,000 personas en esta situación, es decir una persona desaparecida ¡cada hora! Cifra por demás desgarradora y alarmante, pero que para las autoridades de nuestro país pareciera que tiene poca relevancia, tanto que han quedado sordas ante las denuncias de la sociedad.
Como ocurre a menudo en este país, los datos no reflejan la realidad, debido a que la llamada cifra negra es muy alta, como ejemplo, la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) realiza un censo para conocer con exactitud cuántas personas se encuentran desaparecidas, pero sin tener claridad porque su método es erróneo, ya que las autoridades se están enfocando en personas muertas, en buscar fosas clandestinas, según lo dicho por representantes de “Buscando Desaparecidos México Búscame”, incluso es sabido que quienes tienen mejor los números al respecto son las organizaciones como Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM). Esos “otros datos” nunca están para la sociedad mexicana. Al respecto, el inquilino de Palacio refirió que “Sí hay miles de desaparecidos, pero no la cantidad que establece el censo [...]”.
Sin embargo el comentario “No los oigo” fue lo que retumbó desde el palacio. Tampoco han sido recibidas las madres de distintos colectivos de madres de personas desaparecidas. Mucho menos han sido aceptadas las cifras, además de querer imponer que todo esto es para perjudicar al propio gobierno. Una muestra fehaciente y constante de insensibilidad, por supuesto de sordera y claro de incapacidad para resolver este alarmante tema, pues no solo son los cinco jóvenes de Lagos de Moreno, Jalisco, -que estuvieron en noticieros internacionales y nacionales por la crueldad del video que se -malamente- se circuló en redes y algunos noticieros (mismo que evite ver)-, son cada día más personas desaparecidas en lo largo y ancho del país.
Ahora ya resulta demasiado incierto decir que la crisis de las personas desaparecidas será el “acabose” o el “Ayotzinapa” de López Obrador, pues ha salido ileso de tantos frentes abiertos y crisis que, quizá esta crisis sea solo un recuento más de lo que ha sucedido en la administración cuatroteísta. Lo cual no significa que sea una cosa menor, esta realidad de miles de familias mexicanas que se encuentran en búsqueda de sus desaparecidos, no podrán perdonar esta altivez y desdén de las autoridades. No les interesa, no saben o no quieren o lo que reflejan desde la palestra, no oigo, no veo y no hablo.
Así, los datos de las personas desaparecidas siguen en aumento, la cerrazón de los gobiernos seguirán en el mismo tenor intentando colocar esta narrativa de “algo tiene que ver con el crimen organizado”, mientras que solo las madres y organizaciones de búsqueda son las que seguirán atendiendo esta problemática, recorriendo el territorio nacional con el dolor a cuestas y a su suerte. Esta situación no es normal, la crisis de las personas desaparecidas no debemos normalizarla. El gobierno, cualquiera que este sea, no puede prestar oídos sordos ante esta problemática, ¡ya basta!
POR ADRIANA SARUR
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PAL