El Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio reconocen que el comercio exterior ha sido el principal impulsor de la reducción de la pobreza en el mundo en los últimos 30 años, siendo la participación en las cadenas globales de valor una fuerza para la creación de empleo y riqueza.
La liberalización integral del comercio en los países en desarrollo aumentó el crecimiento económico en un promedio de 1.0 a 1.5 puntos porcentuales, lo que resultó en un aumento del 10 al 20 por ciento en los ingresos después de una década. De 1990 al 2020, los países en desarrollo aumentaron su participación en las exportaciones mundiales del 16% al 30%, lo que ayudó a reducir la proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema del 36% al 9%.
Por ello concluyen que:
- La expansión del comercio internacional y las cadenas globales de valor ha sido esencial para el desarrollo y la reducción de la pobreza.
- El comercio y las cadenas mundiales de valor han demostrado ser resistentes y están impulsando la recuperación de las economías tras COVID-19 y los conflictos bélicos.
- El comercio puede seguir impulsando la reducción de la pobreza, aunque se requieren medidas complementarias para distribuir más ampliamente las ganancias del comercio.
- Las nuevas tecnologías están creando oportunidades comerciales, pero es importante garantizar que los países de bajos ingresos tengan la capacidad de beneficiarse.
- El comercio puede contribuir a la reducción del riesgo de desastres y será fundamental en la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono.
- Hay una variedad de medidas que los países, individual y colectivamente, con el apoyo de la comunidad internacional pueden tomar para garantizar que el comercio facilite el paso a un camino de desarrollo verde, resiliente e inclusivo.
En este sentido, nuestro país es un claro ejemplo de esta realidad. El comercio exterior, motor de la economía nacional ha permitido el desarrollo necesario para combatir la pobreza, pero sigue faltando el paso siguiente, éste que remarco en negritas y que es muy claro, el comercio exterior y todos los que estamos involucrados en las cadenas logísticas hemos cumplido con nuestra labor, pero “se requieren medidas complementarias para distribuir más ampliamente las ganancias del comercio”.
Según el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, casi nueve millones de mexicanos salieron de la pobreza en tan solo en dos años, entre 2020 y 2022. Si bien es cierto que, las cifras de personas en situación de pobreza siguen siendo altas, 46.8 millones de mexicanos, el 36.3% de la población total, ha mejorado radicalmente en los últimos dos años. La pobreza extrema bajó un 1.4% en el país.
De ahí que el gobierno federal, como no se hacía desde hace muchas décadas, haya decidido detonar dos de sus más importantes proyectos logísticos en el sureste del país, donde los beneficios del TLCAN y ahora del TMEC, no han llegado. Me refiero al Tren Maya y al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Los estímulos fiscales dados a conocer por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, buscan promover la inversión en los polos de desarrollo del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Se incluyen exenciones de pagar impuesto sobre la renta (ISR) y al valor agregado (IVA) a las empresas que decidan invertir en esta región.
Con ello buscan facilitar la instalación de una franja industrial dedicada a los sectores eléctrico y electrónico, semiconductores, automotriz (electro movilidad), autopartes y equipo de transporte, dispositivos médicos, farmacéutica, agroindustria, equipo de generación y distribución de energía eléctrica (energías limpias), maquinaria y equipo, tecnologías de la información y la comunicación, y metales y petroquímica.
Estos beneficios serán para las empresas que se instalen en alguno de los 10 polos de desarrollo que se instalarán en la región, durante tres años se les exentará el 100 por ciento del pago de ISR y un mínimo de 50 por ciento en el cuarto, quinto y sexto años, en los cuáles la rebaja puede llegar hasta el 90 por ciento dependiendo del empleo generado.
El Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, destacó que “el desarrollo regional y el crecimiento de los sectores económicos rezagados son una prioridad, en particular en las áreas más desfavorecidas o marginadas. El objetivo es reducir las desigualdades regionales y promover la inversión en esta área, generando empleo y oportunidades de salarios dignos para la población local”.
Este plan para no ponerle ningún, pero, deberá ir acompañado de un ambicioso programa de capacitación por parte de la Secretaría del Trabajo a fin de cualificar la mano de obra disponible en el sureste del país y que nunca ha participado en empresas que compiten en los más altos niveles de producción global.
Por donde se vea estas son excelentes noticias para México que reconoce la necesidad de recalibrar el enfoque del comercio que lo sitúe firme y directamente dentro de una orientación de desarrollo resiliente, inclusivo y ecológico a favor de todos los mexicanos.
POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@IGNAQUIZ
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