Desde Afuera

México-EU: ¿normalización?

Las formalidades que rodearon la visita parecieron diseñadas para establecer un contraste con la belicosidad de sectores englobados republicanos

México-EU: ¿normalización?
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La primera visita oficial de Alicia Bárcena a Washington fue un éxito evidente. 

El tono de las actividades y declaraciones públicas de la nueva secretaria de Relaciones Exteriores fueron prácticos, positivos, llenos de elogios mutuos y menciones de cooperación en desarrollo.

En términos reales, podría decirse que Bárcena y sus anfitriones se esforzaron en presentar una cara positiva para la relación bilateral, en especial tras la reunión con el Secretario de Estado, Anthony Blinken. Hubo incluso una carta del presidente Andrés Manuel López Obrador a su colega estadounidense, Joe Biden, para agradecer su apertura en el tema migratorio.

En otras palabras, bajar de tono y pasar la relación de turbulenta a su normalidad de complicada y compleja.

Las formalidades que rodearon la visita parecieron diseñadas en especial para establecer un contraste con la belicosidad de algunos sectores englobados en la oposición republicana, que enarbolan banderas profundamente antimigrantes y hasta el uso de fuerzas militares estadounidenses para atacar a los carteles del narcotráfico en México.

La barrera de boyas instalada por el gobierno del estado de Texas en el fronterizo Río Bravo es un caso: el gobierno federal EU demandó al estatal de Texas por excederse en sus atribuciones legales. Según la secretaria Bárcena, es posible que haya noticias en las próximas semanas.

Puede ser simplemente un buen recibimiento para Bárcena, pero puede ser también un intercambio de mensajes, de partes dispuestas a ser pragmáticas. Ambas partes saben que se necesitan, en lo que se ha definido bien como una alianza estratégica: no sólo es el relativo control de flujos migratorios hacia Estados Unidos desde fuera de la región o formulaciones para unir esfuerzos contra la producción y tráfico de fentanilo.

Ambas partes aceptaron responsabilidades en cuanto al trasiego de fentanilo y al contrabando de armas. Que pueda significar a futuro está por verse, pero son dos temas que simbólica y prácticamente afectan la relación.

Pero la alianza estratégica va más allá y se refiere al proceso de integración de Norteamérica como región económica, con México como principal socio comercial de Estados Unidos, parte de los procesos de producción de bienes y receptor de hasta 50 por ciento de las inversiones por nearshoring en América Latina.

Esa es en gran medida la situación de fondo. El bienestar de ambos países depende en buena parte de la situación del otro, y su vinculación con Canadá, en el acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), que será sujeto de revisión en los próximos tres años. Incluso algunas disputas comerciales se han resuelto de forma discreta.

La visita de Bárcena y las interacciones programadas para los próximos meses, lo mismo en reuniones internacionales que a niveles bilateral y regional, parecen indicar la intención de "re-normalizar" las relaciones.
Pero 2024 es un año electoral en los dos países.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE1

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