Muchas gracias por venir. El objetivo de la cena es mantener la unión del movimiento, y hacer de lado los intereses personal… ¿Qué clase de restaurante es este? ¿Sopes de jamaica? Me dan ganas de cerrar el lugar. Lo que pasa es que “prohibido prohibir”… ¿Qué es “tempura”? ¡Y carnitas de salmón! ¡Fuchi caca! Martínez, que me manden unas de verdad, de la cocina de Palacio. Surtidas. Muchos cueritos. Y sin cilantro: me cae pesado. En fin, gracias por venir. Les pregunto abiertamente, porque mi pecho no es bodega: ¿quién tiene aspiraciones para el año que viene?
–Yo no, señor. Prefiero no ser nada.
–Yo sí, presidente. Quiero profundizar en la Cuarta Transformación de la Vida Pública. Continuar con su obra.
–Mais oui, monsieur le président. Sería un honor tomar la estafeta.
–Yo también. De tabasqueño a tabasqueño. Orgullosamente.
–¿Vieron los baños de este lugar? Están mucho mejor los de las gasolineras en Veracruz. Lo digo humildemente: es un gran logro de mi administración. ¿Cómo está el bodoqu… su hijo, licenciado?
–Me da pena que llegué tarde. Había un bloqueo en la Pera y mejor de plano me regresé al golf.
–Es de que estoy rete orgullosa de ser la primera gobernadora del Estado de México.
–¿No vino Gerardo?
–Creo que lo vi abajo, peleándose con los del valet parking. ¿Viste que tiene una Volvo?
–Otras dos órdenes de cochinita. La verdad, me merezco festejar el triunfo en el Edomex.
–¿Y Mario?
–Lo vi escondiéndose en un SaniRent, en la construcción de al lado. Se puso a improvisar un discurso y ya sabes lo que siempre pasa: los compañeros del movimiento como que no lo aceptan y se ponen bravos. ¿Le mandamos algo con un mesero, presidente? Creo que caben unas quesadillas por la ventilación del techo.
–Mira, ya llegó Gerardo. ¿Lo que lleva en el bigote es un moco?
–Los reuní hoy para que me digan, mirándome a los ojos, si se van a comprometer a continuar mi legado y, sobre todo, si están dispuestos a apoyar al candidato que sea.
–Bien sûr, président.
–Claro, presidente. Aunque ojalá pudiéramos tenerlo durante otros 18 años.
–Por supuesto, señor. También le quería preguntar si quiere que le devolvamos la alcaldía. Ah, y me tomé la libertad de encargar unas gorditas para usted, cien por ciento zacatecanas. Hubo un contratiempo con un bloqueo en Jerez y desapareció la camioneta, pero mi hermano ya está en eso.
–Disculpe: siempre van a ser tres de cochinita. ¿Me pasas las tostadas?
–Ora sí de que las carnitas están bien buenas en Texcoco. Le voy a mandar unas, presidente. ¿Quiere que al dueño le pidamos una contribución para el movimiento? Ora sí de que “con el pueblo, todo”… ¿Cómo era?
–Híjole: mándame también a mí unas carnitas, Delfi. Sí son keto, ¿no?
–Se los pregunto porque estoy pensando seriamente si México ya está preparado para que regrese un general a la presidencia.
PAL