La recién iniciada visita de Ursula Van der Leyden, presidente de la Unión Europea a Latinoamérica, iniciada en Brasil y que culminará esta semana en México, puso de relieve los hasta ahora presuntos y poco exitosos intentos de ambos países, cada uno por su lado, de buscar liderazgos en América Latina y encabezar la "marea rosa" que ya hace cinco años llevó un puñado de dirigentes populistas de izquierda a presidir sobre una docena de países.
Ambos intentos parecen haber tropezado con realidades.
Tanto el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como el mexicano Andrés Manuel López Obrador hicieron movimientos para tratar de acercarse a otras naciones con regímenes de izquierda, pero se han visto limitados por problemas propios y relacionados ciertamente con visiones ideologizadas que de hecho ya no funcionan
Lula da Silva se encontró con ese problema durante la reciente reunión de la Unión de Naciones de América del Sur (Unasur), una agrupación creada con su sello hace algo más de una década, durante su primer gobierno, para promover unas políticas comunes y de hecho crear un bloque aglutinado por Brasil, la mayor potencia regional.
El regreso de Lula al poder dio pie al rejuvenecimiento del proyecto, con primacía respecto a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que revitalizada en 2020 por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aspira a convertirse en una organización regional que eventualmente tome el lugar de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Pero la reunión de Unasur convocada por Lula, el mes pasado, se encontró con que si bien un acercamiento de Brasil con Venezuela puede ser parte de la política del mandatario brasileño, no es necesariamente algo que tenga buena recepción con otros países de la región.
Pero ese desacuerdo sólo cubrió el aún más complicado llamado por la integración económica y la creación de una moneda sudamericana, que bajo el nombre de SUR, parecería buscar salir del patrón comercial del dólar.
Claro que Lula busca también la ampliación del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para incluir a otros países, como Argentina.
Por el lado mexicano, López Obrador enfrenta ahora el inicio del proceso de cambio de gobierno, con un prolegómeno político-electoral, que por lo pronto lo deja temporalmente sin Secretario de Relaciones Exteriores, pero como ocurre con frecuencia, enmedio una complicada situación respecto a su principal preocupación de política exterior, Estados Unidos.
La visita de Van der Leyden precede a la reunión "cumbre" que la Unión Europea y la Celac sostendrán, los días 17 y 18 de julio en Bruselas, pero una que puede ser menos consecuencial que lo que se espera: ciertamente hay pendientes y probablemente se resuelvan obstáculos para concluir los convenios de libre comercio entre la UE y la región, incluso México.
Pero quedan pendientes otras dudas, aunque oficialmente se habla de construir una agenda para más allá que 2023 y en reuniones más regulares entre ambas regiones.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
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