La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la máxima institución judicial en México, encargada de velar por la legalidad, la justicia y la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, en las últimas semanas, hemos sido testigos de ataques infundados, injustos y viles por parte del presidente, la forma más sucia de hacer política, la verdadera demagogia mexicana; el falso gobierno del pueblo. Declaraciones que ponen en riesgo la gobernabilidad del país, al cuestionar la integridad y la imparcialidad de esta institución. La SCJN es el garante de la independencia judicial y como pilar fundamental para el equilibrio democrático en nuestro país, ha sido la última barrera de defensa frente a este gobierno para el cual la ley es solo un obstáculo.
La institución que ataca y pretende destruir, es un poder de la República, tiene el mismo peso específico que el Ejecutivo, ya no son los tiempos del Supremo Poder Ejecutivo, por mas popular que sea su titular.
La división de poderes es un principio fundamental en toda democracia. La SCJN, como parte del Poder Judicial, desempeña un papel clave en la salvaguardia del Estado de Derecho y la protección de los derechos de los ciudadanos. Al atacar a la Corte, el presidente debilita la independencia judicial y socava uno de los pilares básicos de nuestra democracia.
La SCJN es responsable de interpretar y aplicar la Constitución. Su función es asegurar que las leyes y las acciones gubernamentales se ajusten a los principios y valores establecidos en nuestra Carta Magna. Es a través de sus resoluciones que se protege la primacía de la Constitución y se garantiza la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
La SCJN ha desempeñado un papel fundamental en la protección de los derechos humanos en México. Ha emitido fallos históricos que han contribuido a fortalecer la igualdad, la no discriminación, la libertad de expresión y otros derechos fundamentales. Atacar a la Corte equivale a atacar los avances logrados en la protección de los derechos humanos en nuestro país.
La independencia judicial es esencial para el correcto funcionamiento del sistema de justicia. La SCJN, como órgano autónomo e imparcial, tiene la responsabilidad de tomar decisiones basadas en la ley y no en consideraciones políticas. Cuestionar su imparcialidad debilita la confianza de los ciudadanos en la justicia y pone en riesgo el equilibrio de poderes en el país.
En una democracia, es esencial que exista un diálogo constructivo entre los poderes del Estado. Atacar constantemente a la SCJN no fomenta un ambiente propicio para el debate y el entendimiento. Es necesario que el presidente y la Corte encuentren espacios de diálogo que permitan abordar las diferencias de manera respetuosa y fortalezcan la confianza en las instituciones, que se aleje de las amenazas e insultos, y que se encargue además de velar por la seguridad de los ministros y no permitir que grupos de choque auspiciados por el propio gobierno amenacen su integridad personal.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación es una institución fundamental para la consolidación de nuestra democracia y el respeto de los derechos fundamentales. Atacarla de manera sistemática debilita nuestro sistema de justicia, y por ende debilita a nuestro país.
POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI
ABOGADO
@JOSE_LAFONTAINE
MAAZ