COLUMNA INVITADA

Rompamos el pacto

Debe indignarnos un México que no es igualitario pero no funciona si en nuestra casa continuamos con estereotipos que perpetúan la violencia o la supra subordinación de un hombre a una mujer

Rompamos el pacto
Diana Murrieta / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El pacto patriarcal es un concepto que usualmente es empleado por el feminismo, se basa en la idea de dejar de justificar las diversas violencias que pueden ser generadas por los estereotipos de género en contra de las mujeres; esto puede abarcar desde ser omisos en nuestro actuar así como también ser cómplices.

La violencia de género está normalizada en diversos contextos, ha sido a través del tiempo y de cientos de mujeres que se ha visibilizado pero esto no es ni fue fácil; en algunos espacios sigue siendo revolucionaria la concepción de que las mujeres también tenemos derechos y la posibilidad de ejercerlos; estamos acostumbradas a sentir miedo, a creer que el status quo es así y por lo mismo, no vamos a cambiar el mundo.

Una persona no puede cambiar el mundo pero la unión de más sí puede generar cambios y quién sabe, a lo mejor un día sí cambiar el mundo. No basta con sentir indignación en algunos casos o en algunas fechas conmemorativas, también es necesario que se sienta cuando vemos que sucede a nuestro alrededor; para que la violencia no se replique es necesario que se pare y esto puede hacerse desde la prevención, el conocimiento, empatía y acción.

Debe indignarnos un México que no es igualitario pero no funciona si en nuestra casa continuamos con estereotipos que perpetúan la violencia o la supra subordinación de un hombre a una mujer; puede indignarnos que nuestras compañeras de trabajo sean acosadas pero no funciona si no las apoyamos en sus denuncias y hacemos lo necesario para que no cambie la realidad; incluso puede indignarnos que una amiga se encuentre en una relación violenta donde pareciera que no puede salir, pero tampoco funciona si no somos capaces de hacerle entender lo que es la violencia y la manera en la que la están ejerciendo en su contra de una manera empática y comprensible.

A veces toca tener un papel más complejo que los anteriores y es ser amigx, conocidx o familiar de alguien que está siendo acusado de agresor, esto suele ser difícil de afrontar para cualquier persona porque nadie es cercano de una persona que es violenta públicamente, creemos conocer un contexto y la totalidad de una persona, la realidad es que no conocemos a nadie al 100% y que cada persona puede tener diversas realidades y formas de socializarse.

La premisa de “siempre creerle a las víctimas” es controversial en esos momentos, porque la normalidad es pensar en todo menos en eso, valorar más a una persona que conocemos sobre una acusación así de grave y no pienso que eso esté necesariamente errado, totalmente creo que todos los que hemos pasado por un camino así se vuelve evidente; lo único que considero es que para romper enteramente el pacto es necesario evaluar esta situación -que es muy compleja- desde la manera más igualitaria posible, el empatizar con el camino de millones de víctimas que ha sido complicado para poder hablar y denunciar y que sí bien existen las llamadas falsas denuncias - países donde se ha medido el porcentaje de denuncias falsas, la cifra es menor al 3% - la propia duda o acusación son suficientes 2 para cuestionar y comprender la situación por lo que es, sin encubrir, sin omitir, sin mentir, sin idealizar, eso también apoya a visibilizar la violencia, a prevenirla y sin duda, a castigarla.

 

POR DIANA MURRIETA

PRESIDENTA Y FUNDADORA DE NOSOTRAS PARA ELLAS, A.C.

@DIANAMURRIETAM

MAIL DIANA.MURRIETA@NOSOTRASPARAELLAS.ORG


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