El reciente anuncio sobre la inversión que hará Tesla para construir una planta para la producción de vehículos eléctricos en México ha estimulado positivamente a la opinión pública, por lo que resulta pertinente conocer sus implicaciones.
Sin duda, se trata de una oportunidad de gran dimensión que puede contribuir al fortalecimiento del comercio regional, al mejoramiento de la imagen de México y a la atracción de nuevos inversionistas en ramos complementarios de la industria. En sentido paralelo, Tesla se beneficiará de la mano de obra local y de la cercanía geográfica con otros mercados, lo que impactará directamente en la reducción de sus costos de producción, distribución y traslado.
Desde 1994, México, Estados Unidos y Canadá tienen un acuerdo de libre comercio que fue actualizado en julio de 2020 con el propósito de incluir nuevas disposiciones relacionadas con el comercio digital, la propiedad intelectual y producción de bienes y servicios regionales, entre otras.
El T-MEC representa la oportunidad para los tres países de consolidar un bloque económico regional relevante en la competencia global, donde China y la Unión Europea han fortalecido sus mercados y cadenas productivas. En este sentido, la inversión por parte de Elon Musk, se alinea con los objetivos comerciales regionales, pero también con aquellas disposiciones que apuntan a la innovación y a la generación de automóviles que utilicen energía que no dependa de combustibles fósiles.
En los últimos años, el sector automotriz se ha posicionado como uno de los principales motores del comercio entre los socios norteamericanos y, precisamente, el T-MEC incluye nuevas disposiciones para que la producción regional pueda beneficiarse de las preferencias arancelarias del acuerdo. La inversión de 1,000 millones de dólares que se realizará en la ciudad de Monterrey es de las más cuantiosas que se ha hecho en nuestro país y, por ello, merece la pena valorarla en su justa dimensión.
Los ingresos nacionales provienen de diferentes fuentes. Las más representativas en México para 2022 fueron las remesas (58.497 millones de dólares), la inversión extranjera directa (35 mil 292 millones de dólares), el petróleo (31 mil 85 millones de dólares) y el turismo (24 mil millones de dólares).
Estas cifras permiten reconocer que la inversión que realizará Tesla es bastante sólida. Si bien, representa poco menos de 3% del total de la inversión extranjera directa para México, su mayor riqueza se encontrará en aprovechar adecuadamente los beneficios que puedan desprenderse de ésta. En el corto plazo impactará en la creación de nuevos empleos y en el desarrollo del sector automotriz. No obstante, pudiera generar un efecto multiplicador en la atracción de nuevas inversiones provenientes del exterior.
POR ALMENDRA ORTIZ DE ZÁRATE BÉJAR
COORDINADORA ACADÉMICA DE LA LICENCIATURA EN RELACIONES INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO
LSN