Hoy culmina el mes en el que reflexionamos sobre la equidad de género y sobre cómo cerrar la brecha en muchos sentidos. ¿Cómo andamos en México en ese tema? Los estudios marcan que nos faltan décadas o incluso siglos para cerrar la brecha de género en nuestro país.
De hecho, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, actualmente solo 8 de cada 100 personas en posiciones ejecutivas en nuestro país son mujeres. Es decir, si mi hija quisiera ser CEO cuando crezca, ¿tendrá la oportunidad? Sí, hay luz en el horizonte porque cada vez son más las mujeres con acceso a la educación en México.
De acuerdo con INEGI, en el censo del año 2000 había más hombres que mujeres entre 15 y 24 años estudiando...En 2010 nos emparejamos… Y en 2020 somos más mujeres en las aulas.
En los salones de clases se están formando nuevas generaciones de mujeres que están listas para alzar la voz y defender sus ideas, para sentarse en la cabecera de la mesa, dispuestas a visibilizar sus logros.
En el marco del #8M, tuve un panel en la feria industrial TECMA, en el que hablé con mujeres líderes en la industria como Susana Duque, Directora General de INDEX Nacional; Nazareth Black, Directora General de Zacua; Valeria Rivera, Directora General de Comunicación de Siemens México, Centroamérica y el Caribe; y Diana Páez, Directora de Energía y Movilidad del Instituto William
Davidson en Michigan.
Estas talentosas mujeres conocen bien los desafíos y la responsabilidad que significa abrir el paso a las siguientes generaciones, ya que han transitado por el camino hacia el éxito laboral y son ahora roles a seguir.
Todas coincidimos en que tenemos una responsabilidad común, mujeres y hombres, de equilibrar el “campo de juego” para poder heredar un mundo más libre de prejuicios, equitativo y respetuoso, pero esta transformación es la suma de una serie de acciones. A continuación, cito algunas de ellas que pueden servir como referencia:
Diana destacó que como mujeres debemos luchar por erradicar las construcciones sociales que han establecido que las estructuras jerárquicas se deben regir por reglas masculinas, ya que, como comentó Susana, predomina el estereotipo que relaciona al hombre como líder y en donde se ve a la mujer con poca capacidad al mando o a comprometerse cuando está en edad reproductiva debido a los roles de género que la sociedad dicta.
Cada vez es más frecuente encontrar a mujeres en altos mandos. Como género, hemos conseguido desafiar el estatus quo y subir la “escalera de cristal”, por lo que es vital que impulsemos el cambio desde la cima, examinando las dinámicas y pautas que han normalizado la predominancia de los hombres en posiciones de liderazgo y no solo desafiando las barreras, sino logrando que éstas dejen de existir para nosotras.
Además, como señaló Valeria, las estructuras sociales y la autoexigencia derivan en el Síndrome de la Impostora, en el que no crees merecer tus triunfos, o en el de “superwoman”, que hace que te exijas demasiado para alcanzar el perfeccionamiento en cada aspecto de la vida, los cuales solo contribuyen a frenar el desarrollo profesional de las mujeres.
En este sentido, acciones como romper con la idea del perfeccionismo y ponernos como protagonistas de nuestras vidas, mirarnos como nuestras mejores amigas y aliadas, creer en nosotras mismas y, en palabras de Nazareth Black, “el reconocernos como humanas que necesitan pedir ayuda en ocasiones, nos empodera para seguir rompiendo las barreras de género”.
Estas mujeres, líderes en la industria y la academia, son el ejemplo de que es posible llegar a posiciones de liderazgo, aun cuando México ocupe la posición número 113 de 146 naciones en materia de brecha económica, de acuerdo con el Foro Económico Mundial.
Uno de los motores para Nazareth es “meternos a la zona de peligro”, ocupando voluntariamente espacios al volante y no dejar que la culpa por no cumplir con los roles tradicionales de género nos frene. Valeria Rivera concordó en que esta actitud en el actuar diario contribuye al empoderamiento de la mujer, ya que “valentía no es ausencia de miedo, sino hacer las cosas con miedo porque son las que más valen la pena”.
Por su parte, Susana Duque nos recordó que no es solo responsabilidad de las mujeres el romper barreras, sino también debe ser un esfuerzo incluyente en el que los hombres reconozcan el privilegio que los pone en un nivel superior en la industria.
Y, finalmente, Diana Páez concluyó que debemos amplificar la voz de las mujeres en todos los foros, al mismo tiempo que reconocemos sus logros y les damos crédito por sus patentes e innovaciones en cualquier oportunidad que se presente. Como decía Coco Chanel, “las mujeres debemos ser dos cosas: que y quienes deseamos ser”.
Por Itziar Gómez Jiménez
Directora de Agencia de Comunicación Plasmar
MAAZ