De forma unánime, los analistas financieros consideran al alza en las tasas de interés en Estados Unidos de América como el principal motivo o factor del colapso del banco predilecto de las startups y compañías tecnológicas en aquel país: Silicon Valley Bank (SVB).
No profundizaré más en el alza en las tasas de interés, por que seguramente es lo que ya ha leído o visto constantemente en otros medios; me enfocaré en otro factor que la mayoría de los analistas han pasado por alto y este es el aspecto de control-regulatorio.
SVB, fundado en 1983 y basado en Santa Clara, California, sostuvo un crecimiento exponencial durante los últimos años; al cierre del ejercicio de 2022, mantenía alrededor de 209 billones de dólares en activos, pero solo bastó un día para que el regulador financiero tomara el control total del banco.
SVB y otros bancos, como Signature Bank (SB) con sede en Nueva York quien también colapsó hace un par de días, fueron beneficiados por el primer “rollback” regulatorio a la muy conocida ley Dodd-Frank promulgada en 2010 como consecuencia de la crisis financiera global sufrida en 2008.
Ante casi una década de estabilidad financiera, el “rollback” regulatorio, fue firmado en 2018 por el entonces Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, y consecuentemente aprobado por el Congreso de dicho país, con el único propósito de liberar a un sector específico de bancos en potencial crecimiento que representaran un riesgo no alto para el sistema financiero, -especialmente bancos pequeños y medianos como SVB y SB-, de la sobregulación y de las estrictas medidas y controles que les imponía la ley Dodd-Frank desde su nacimiento.
Concretamente, el “rollback” regulatorio fue una respuesta a los constantes reclamos que realizaban los bancos pequeños y medianos respecto al gran costo que les generaba la carga regulatoria impuesta por la ley Dodd-Frank y que les impedía competir con los grandes jugadores del mercado; con ello, dicho sector de bancos se liberó, por ejemplo, de realizar ejercicios anuales de estrés financiero y de los estrictos requerimientos de capital.
Irónicamente, los ejercicios anuales de estrés financiero, los estrictos requerimientos de capital y la diversificación de activos a la cual se encuentran obligados a cumplir los grandes jugadores del mercado, fueron los motivos por los cuales los grandes bancos minimizaron sus riesgos y no sufrieron los estragos del colapso del SVB y del SB; también por ello, las autoridades están descartando de momento una crisis financiera de todo el sistema bancario.
Hace un par de meses, el Dr. Jón Daníelsson, Director del Centro de Riesgo Sistémico en el London School of Economics, y autor del libro “The Illusion of Control”, publicó un artículo donde básicamente argumentaba que “la aparente establidad financiera por años crea una falsa sensación de seguridad que resulta en una ilusión de control… ahora es más probable que nunca una gran crisis financiera”, lo cual es totalmente cierto, por que esa ilusión de control permitió el primer “rollback” regulatorio a la ley Dodd-Frank, flexibilizando medidas y controles que pudieron haber evitado el colapso de SVB y de SB.
Estoy a favor de que exista una diferenciación regulatoria para los diversos jugadores del sector financiero pero se debe de encontrar siempre un equilibrio entre el crecimiento económico y una debida gestión de riesgos; no obstante, pensar que se pueden predecir las crisis bajo modelos de riesgos uniformes a la par de una debida regulación, es pensar erróneamente por que los factores de riesgos provienen o surgen de cualquier parte y los mercados financieros se encuentran en constante evolución.
POR MIGUEL ÁNGEL SANDOVAL MONROY
ABOGADO FINANCIERO / US LAW
@OVERTHEDAYMX
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