Aunque lo predijo, nadie le creyó a Tyson Fury cuando aseguró que si vencía al campeón ucraniano Wladimir Klitschko, se volvería loco. 10 meses después de haberle arrebatado las coronas de la AMB, OMB y FIB a quien fue campeón durante una década, Fury tuvo que abandonar los campeonatos, pues cayó en un abismo de adicciones que lo llevó a coquetear con la idea del suicidio.
"Empecé a tener ideas locas. Me compré un Ferrari y un día, en la autopista, llevé el coche a 300 km/h. Todo me daba igual. Solo quería morir, acabar con esta vida. Pero en el puente escuche una suave voz: 'No hagas eso Tyson, piensa en tus hijos, en tu familia, en tus niños y en tu niña, que van a crecer sin su padre'", explicó el peleador inglés, quien desde muy joven batalló con desordenes mentales como ansiedad, depresión y transtorno bipolar.
La gloria se le convirtió en una carga. Fury confesó que el vacío que sintió tras lograr su sueño lo empujó a la depresión, las drogas y el alcohol. Incluso llegó a pesar más de 180 kilos. Pero, en un giro que pocos esperaban, el mismo deporte que casi lo destruye, terminó siendo su salvación. Y tres años después, luego de bajar 60 kilogramos, volvió a dispusputar un campeonato mundial en donde a pesar de que empató, demostró que la escencia de campeón aún habitaba en él.
El Rey Gitano empató con Deontay Wilder, un estadounidense conocido por su gran poder de puños (quien en sus 40 victorias había noqueado a 39 rivales) y aunque los golpes fueron durísimos, tanto que visitó la lona en dos ocasiones, se levantó para igualar las tarjetas y manchar el récord del Bronze Bomber, con lo que sentó la base de una trilogía que dejó su huella en la máxima división.
Para el 2020, el peleador que viene de un linaje de peleadores a puño limpio y que incluso fue bautizado en honor a Mike Tyson, se coronó en un segundo duelo ante Wilder, a quien le arrebató el campeonato del Consejo Mundial de Boxeo con un nocaut en siete rounds y esa corona la mantuvo a su lado hasta el año pasado cuando cayó ante Oleksandr Usyk.
Hoy, Fury no solo es un boxeador, sino un símbolo de lucha y resiliencia. Habla abiertamente sobre sus problemas de salud mental, enviando un mensaje claro: buscar ayuda no es debilidad, es valentía. El ‘Gypsy King’ es mucho más que un campeón mundial. Su historia es sinónimo de resilencia y lucha. Aunque ahora haya anunciado su retiro, Fury inspira tanto dentro como fuera del ring.
Tyson ha amenazado con colgar los guantes en varias ocasiones, la primera fue en 2013 y la segunda llegó con una promesa a su esposa Paris en 2022; Sin embargo, siempre ha vuelto al ring, pues para él "no hay nada más adictivo que el boxeo".
Tyson Fury tiene una marca de 34-2-1, con 24 nocauts y dejó en el tintero la posiblidad de medirse a su compatriota, y también excampeón mundial, Anthony Joshua, una pelea que se espera genere una cifra con muchos ceros. ¿Será que esta vez cumplirá con su promesa a su familia y no caerá en la tentación?
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