COLUMNA INVITADA

Transitemos el camino juntas

Aún falta mucho por avanzar para la seguridad de las mujeres

Transitemos el camino juntas
Nuvia Mayorga Delgado / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

No hay nada más engañoso que creer en un avance es una conclusión, que considerar algunas medidas como una solución plena. Con nuevas leyes, con alertas generalizadas, con marchas, con manifestaciones, con gritos desesperados, hoy 4 de cada 5 mujeres en el mundo aceptan que han sido acosadas al menos una vez en sus vidas; más de treinta mil niñas son obligadas a contraer matrimonio y, muchas de ellas, son objeto de tráfico de personas, explotación sexual y víctimas de genocidios. El año pasado las cifras de feminicidio en el mundo fueron escandalosas, 87 mil mujeres fueron asesinadas, de las cuales 50 mil tuvieron como victimario a su pareja o a algún miembro de su familia.

Es definitivo, a pesar de que debemos aceptar que hay materia para decir que hemos actuado en favor de la paridad de género y la seguridad de las mujeres, el asunto no está cerrado. Incluso, dadas las cifras de muertes, las brechas salariales, la discriminación permanente y el lenguaje que sigue propiciando la exclusión y la segregación, habremos de darnos cuenta que, en realidad, hemos dado apenas unos pasos.

Y es que si creemos que la llave está en las autoridades nos equivocamos profundamente, ya que si revisamos nuestra historia, no hay cambio social que no surja de la comunidad, porque las acciones decididas provienen de núcleos familiares, de comunidades que modifican la forma de relacionarse y de la sociedad civil en general.

Con motivo del 8 de marzo en el que conmemoramos el Día de la Mujer, en el Senado unimos fuerzas todos los grupos y asociaciones políticas representadas para que, de forma unánime, aprobáramos cambios a la legislación que serán de la mayor relevancia para nuestro país y ara esta lucha por los derechos de la mujer que no soltaremos hasta ver que la normalización de la igualdad sea la medida en cada rincón del país.

Aprobamos que las lesiones por razón de género, ya sea por violencia física, psicológica, económica o sexual, en contra de las mujeres perpetrada por cualquier persona, sea perseguida de oficio por parte del ministerio público no sólo para combatir la impunidad, sino para evitar que sea ejemplar en términos de inhibición del delito. Ello aunado a una reforma que también ordena que se investiguen las lesiones de oficio cuando el medio con el que se cometen sean ácidos o sustancias tóxicas, ya que ese tipo de conductas no sólo buscan lastimar, sino que lo hacen desde la denostación de la apariencia física.

También, con acuerdo de todas las fuerzas políticas en el Senado, reformamos la ley para que los estados garanticen espacios y transporte público seguro para las mujeres, niñas y adolescentes que cada vez se ven más obstaculizadas en el tránsito cotidiano por el miedo a ser violentadas, acosadas y lastimadas. No hay forma en que las mujeres podamos salir a trabajar, a estudiar, a cuidar a nuestras familias, si no se garantiza la seguridad, si no se garantiza que vamos a volver vivas a nuestras casas.

También pensamos en la educación y el impacto que tiene en las nuevas generaciones, por eso, una iniciativa que presenté para que en los planes de estudio de todos los niveles se incluya la perspectiva de género fue aprobada porque todas y todos creemos que el cambio debe ser desde nuestras conciencias, de una generación cada vez más inclusiva y consciente de problemas sociales que no se combatirán si no es desde la raíz.

Sí, las leyes pueden estar aprobadas, los presupuestos aplicados, las acciones en marcha, pero no seremos nada si esa puerta que ya abrimos no la recorremos y dejamos entrar a todas y todos; y la forma en que podemos hacer funcionar ese pasillo que se nos ha abierto es con nuestra acciones y pensamientos a diario, desterrando prohibiciones arcaicas, eliminando micro y macro violencia contra las mujeres y entendiendo que en este mundo somos iguales y merecemos las mismas oportunidades e incentivos. E insisto, no hay cambio que no venga del convencimiento social y del reconocimiento de un pueblo de México que, aún con la carga histórica, es capaz de revertirlo en beneficio de todas nosotras.

Por: Nuvia Mayorga Delgado.

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