Vemos la tendencia de las marcas de lujo que apuestan por lo mesurado, es decir, sin logos, sin atributos, sin pretensiones. Pareciera que entre más discretos, mayor lujo. Este movimiento busca la exclusividad, que no sea accesible como lo han sido los hologramas, que cause un plus sólo por tener este tipo de prendas.
Los compradores buscan excepcionalidad en sus guardarropas, ya no buscan tener el modelo con el logo que todo el mundo tiene.
La experiencia de adquirir una prenda personalizada como producto único es otro tema del lujo silencioso. No sólo es ir a comprar a las boutiques, es toda la experiencia que conlleva. El pasar desapercibidos, llevar una playera que se ve de apariencia sencilla, pero al mismo tiempo es de mayor precio que una de logo. Las tiendas de moda silenciosa no necesitan publicidad, van de boca en boca. Algunas son:
The Row fundada por las gemelas Olsen, sus impecables detalles y la atemporalidad en sus diseños, son algunos de los diferenciadores que exhibe la marca.
Khaite, cofundada por Catherine Holstein y Adam Pritzker, expone a una mujer equilibrada y atemporal. Sus colecciones son fuertes, femeninas, sensuales y prácticas. Ser una marca de lujo silenciosa para nada quiere decir que sea aburrida.
A.P.C. creada por Jean Toutiou revela una sencillez y magnificencia en sus diseños. Desde una polo, hasta un vestido de día. Su simplicidad lleva a su esplendidez.
Kiton, fabricada en Italia. Se pueden personalizar los materiales de los exclusivos diseños. Lo que vale es su sastrería, sus elementos elegantes y simples.
Hermès fue fundada por Thierrry Hermès quien presenta su icónica bolsa, la cual no tiene ninguna marca a la vista. Pareciera que es una bolsa anti-it bag, pero sin duda es claro ejemplo de esta tendencia.
Existen otras firmas que están replicando este fenómeno, pero lo importante es saber que lo que se busca es sostenibilidad, es decir, que la vestimenta dure más tiempo. Se podría considerar al fast fashion como lo contrario de este movimiento. Otro diferenciador de la moda silenciosa es el precio. Aquí no se idealiza este estilo de moda como lo sería con la logomanía, aquí resalta los gastos extravagantes de los que pueden acceder a esta usanza.
Todo parece indicar que estas marcas uniforman sus colecciones al tratar de infiltrarse en el mundo real, pero a la vez quieren tener un producto único y no fácil de conseguir. ¿Será que ya no es bien visto enseñar las marcas, las etiquetas, los logos y los distintivos? o ¿sólo es un movimiento para el Jet Set? ¿Ustedes qué es lo que piensan?
POR MOLÉN ANTOLIN
COLABORADORA
MAAZ