La sorpresiva visita del presidente Joe Biden a Kiev para subrayar el apoyo de Estados Unidos a Ucrania, ante la invasión rusa, subrayó también la convicción de que el actual conflicto armado será de larga duración.
"Pensé que era fundamental que no hubiera ninguna duda, ninguna en absoluto, sobre el apoyo de EU a Ucrania en la guerra", dijo Biden.
La visita, en el marco de una gira europea, ocurre a tres días del primer aniversario del inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero de 2022, pero al mismo tiempo, alimenta los temores geopolíticos que, al menos, llevaron a Moscú a tal decisión.
Para Rusia, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar europea surgida durante la Guerra Fría y encabezada por EU, busca rodear territorio ruso, y, por tanto, actúa para tratar de evitarlo.
Los movimientos rusos provocan la desconfianza de países fronterizos, que en varios casos fueron parte de la Unión Soviética (disuelta en 1991) como Ucrania, o aliados renuentes, como en el caso de Polonia, o que como es el caso actual, se habían mantenido al margen, como Suecia y Finlandia.
La invasión rusa precipitó que varias naciones buscaran a la OTAN, como una presunta salvaguardia respecto a Rusia. Antes de la guerra, Ucrania había solicitado su incorporación a la OTAN y la Unión Europea. Pero luego de que en 2014 Rusia lograra la secesión de parte del territorio ucraniano, la península de Crimea, en un conflicto más o menos sospechoso, su petición fue tratada con precaución.
De hecho, esa cautela se ha reflejado en las hesitaciones para ofrecer ayuda bélica de mayor nivel a Ucrania, que ahora parecen disminuir y ya se habla no sólo de tanques modernos sino hasta de aviones F-16.
La decisión rusa de invadir Ucrania para supuestamente enfrentar a grupos neonazis o a "nacionalistas radicales", fue considerada más bien como un movimiento geopolítico y estratégico para tratar de evitar lo que los analistas rusos consideran como un cerco de la OTAN.
En Rusia se considera que las naciones occidentales están empeñadas en evitar que su país tenga el lugar y la influencia que le corresponden por derecho propio, tamaño y desarrollo.
Asimismo, el actual presidente ruso, Vladimir Putin, ha actuado los últimos 20 años para tratar de consolidar la posición de su país en todos los sentidos. Pero la consecuencia ha sido preocupar a muchas de las naciones en sus fronteras.
En ese marco, la visita de Biden puede verse como una bienvenida reiteración del apoyo estadounidense a Ucrania, pero desde el punto de vista ruso resulta más bien una confirmación de la amenaza.
De creer a análisis divulgados por medios estadounidenses y europeos, el actual gobierno ruso no puede abandonar ya su esfuerzo bélico aun cuando no parezca tener más camino a la victoria que prolongarlo con la esperanza de que caiga el gobierno ucraniano o los aliados occidentales se cansen de ayudarle.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
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