El jueves pasado, la Comisión Europea (CE) tomó una decisión que impactará el rumbo de la agricultura global por los próximos años. El órgano ejecutivo europeo determinó renovar por 10 años más la autorización para uso del herbicida glifosato, que vence el próximo 15 de diciembre.
El tema del glifosato, un herbicida de amplio espectro utilizado para acabar con la hierba mala que afecta las cosechas, estuvo en el centro del debate en Europa, pero con repercusiones a miles de kilómetros de distancia, después de que los estados miembros no lograron un acuerdo a favor o en contra.
Recordemos que, en julio, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) había declarado en un informe que no existían riesgos para impedir la prórroga del uso del glifosato (herbicida más usado en el mundo) después del 15 de diciembre, cuando expira la autorización.
Y si bien hace ocho años la Organización Mundial de la Salud (OMS) había clasificado el producto comercializado a base de glifosato cuyo nombre comercial es Roundup como “probable carcinógeno”, hasta la fecha no existen pruebas para demostrar que afecta la salud humana.
Basta ver el ejemplo del gigante agroalimentario Brasil, donde su uso es generalizado ya que, al ser un país tropical, las plantas son atacadas por un mayor número de plagas y enfermedades.
En México, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) expuso que la decisión de la Comisión Europea de permitir el uso del glifosato en los cultivos por una década más, al no identificarse impactos que puedan dañar la salud de las personas, animales y el ambiente, debe llevar a una nueva discusión en el país.
Para el organismo, esta aprobación representa un importante precedente para la discusión pública sobre glifosato en México, ya que la evaluación realizada —la más profunda en la historia de un producto de protección de cultivos, como reconoció la propia Comisión Europea— ha sido contundente en la ratificación de la seguridad del glifosato.
El CNA destaca asimismo la importancia de que los productores mexicanos tengan acceso a herramientas fundamentales para asegurar la productividad de sus cultivos, su calidad de vida y la producción de alimentos seguros y saludables.
Así, veremos un nuevo debate del uso del glifosato en la agricultura mexicana, aunque, y que, para bien o para mal, estará marcado por el contexto político-electoral que marcará el rumbo de México el próximo año.
Seguiremos insistiendo en que los argumentos a favor y en contra se basen sólo en evidencia científica y no en posiciones ideológicas, pues en ello va implícita la seguridad alimentaria del país.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
MAAZ