El pasado 9 de noviembre me reuní con más de 580 exitosas profesionales del grupo Abogadas de México para conversar sobre el papel de la mujer en dichos sectores.
Sostengo que la participación de las mujeres puede hacer una diferencia sustancial en las negociaciones, toma de decisiones y la acción diaria. Mucho ha cambiado en las últimas décadas. Falta camino por recorrer y techos de cristal por romper.
La conferencia mundial sobre el Año Internacional de la Mujer, celebrada en México en 1975 es uno de los parteaguas de la agenda de género. En 1995, al conmemorarse los 20 años de ésta, habían cambiado legislaciones y actitudes en el mundo en materia de derechos de propiedad, herencia, derechos humanos y participación igualitaria en la política y la economía.
En México se registran avances significativos, más no suficientes. La paridad en el ámbito político es una de las áreas de progreso, en particular en el Congreso. Tenemos un número creciente de alcaldesas y gobernadoras, aunque no todas eficientes. Y, lo más importante, México tendrá una presidenta mujer en 2024, sea Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez. Una mujer que, esperemos, gobernará para todos los mexicanos, con especial sensibilidad a los retos y problemas de las mujeres.
La coordinación de género de la UNAM nos dice que persiste la brecha salarial entre hombres y mujeres y no siempre por decisión libre de éstas. El 45% de las mujeres están incorporadas al mercado laboral, pero un gran porcentaje en el sector informal. Siete de cada 10 mujeres o niñas han sufrido violencia laboral, familiar o sexual.
Mi experiencia indica que la violencia doméstica padecida por las mujeres es un problema tanto al interior de México como en el exterior. Una de las principales áreas de la labor de protección de los consulados mexicanos en el mundo es atender casos de violencia doméstica.
Pero quizás el área con mayor retraso en México es la participación de la mujer en el sector privado. Solo 11 por ciento de los consejos de administración de las empresas privadas cuentan con mujeres. En contraste, en Noruega, donde existe una ley que reglamenta su participación, se llega al 40 por ciento. La Unión Europea emitió una directiva, después de 10 años de negociaciones, que recomienda una meta similar. En EU las mujeres tienen una tasa de participación promedio de 28 por ciento.
México está muy retrasado. Conviene considerar si el sector privado evolucionará por sí mismo para incorporar más mujeres en los consejos de administración o habrá que legislar para garantizar un cambio, al menos para las empresas listadas en Bolsa y las paraestatales.
Las mujeres contribuimos con gran responsabilidad en consejos de administración, análisis, negociaciones, toma de decisiones. Estudios de universidades muestran que cuando hay mujeres involucradas, la innovación crece, el riesgo disminuye, hay mayor empatía y una visión ética. Hacemos el cambio.
Embajadora Eminente
@Martha_Barcena
EEZ