Cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una nueva labor de ayuda a Haití, dio un paso tan histórico como simbólico: la primera participación de un país africano, Kenia, en una misión de paz en América Latina.
La tarea que será encabezada por Kenia en Haití busca ayudar a las asediadas Fuerzas de Seguridad del país a restablecer las condiciones para que pueda funcionar un gobierno en la nación caribeña. El actual régimen, encabezado por Ariel Henry y constituido, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, parece falto de recursos, capacidad y algunos dicen que hasta legitimidad, aunque parece lo único viable por ahora.
No son pocas las dudas en cuanto al tiempo y las necesidades económicas que demandará estabilizar Haití y poner en funcionamiento un sistema político y económico perdurable.
Haití es hoy una nación sumida en la anarquía: de acuerdo con expertos, decenas de pandillas violentas controlan más de 80% de la capital del país y más de 50% de su territorio total.
Y en ese sentido, hay dudas de que la intervención de un millar de policías kenianos y 150 gendarmes de Bahamas, por un año, será suficiente para darle la vuelta a la ingobernabilidad en el país independiente más antiguo de América Latina.
No es la primera misión de paz de Naciones Unidas en Haití, donde la anterior, de 2004 a 2017, dejó una impresión positiva en general aunque también recuerdos negativos, incluso un brote de cólera, atribuido a soldados nepalíes, y denuncias sobre abusos y explotación sexual de mujeres.
En términos simbólicos, es la primera vez que Kenia, una nación que en su momento fue fuente y centro del tráfico de esclavos, envía personal militar con la idea de restablecer la paz y la estabilidad en un país creado por esclavos y, en cierta forma, arruinado por la que fuera su potencia colonial, Francia.
Pero el historial de derechos humanos de Kenia crea dudas también. Haití logró su independencia en 1804, y aunque hoy parezca difícil creerlo, fue una de las mayores fuentes de riqueza para Francia, gracias a la producción de azúcar y café, y casi de inmediato alcanzó el status de amenaza a la estabilidad de EU: Era considerada como un posible foco de ideas revolucionarias para los esclavos en el sur estadounidense, al grado que el gobierno del presidente Thomas Jefferson (1801-1809) promovió su aislamiento diplomático.
En 1825, un diplomático francés apoyado por 14 barcos de guerra "negoció" el reconocimiento de la independencia haitiana a cambio del pago de una indemnización tan grande que el país debió endeudarse con bancos franceses y luego estadounidenses sólo para pagar los intereses del adeudo contraído. Y no terminó de pagar sino hasta 1947, 122 años después.
Muchos de los problemas de los haitianos son propios, como debieran ser también sus soluciones: después de todo, las fuerzas de paz extranjeras se irán eventualmente. Lo que dejen atrás es lo que cuenta.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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