DESDE AFUERA

La relación México-EU a prueba

Qué se puede hacer cuando hay en EU quienes desean elevar el tono y dar a su gobierno la autoridad para enviar misiones militares y arrestar

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El problema está menos en lo realista que sea o lo viable que resulte.

La cuestión está en lo lógico que suena para el estadounidense promedio. 

En su libro Never Give an Inch (Nunca Cedas una Pulgada) Mike Pompeo, el exsecretario de Estado y exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), relata cómo amenazó a Marcelo Ebrard, entonces encargado de relaciones exteriores del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, con un cierre de fronteras que tendría lugar justamente el día anterior a que AMLO tomara posesión en medio de una crisis por la llegada irrestricta de migrantes y peticionarios de asilo desde Centro y Sudamérica.

El aviso fue, en buena medida, que si México no actúa cerramos la frontera de EU a sus exportaciones e importaciones. La amenaza no es menor y más allá de su viabilidad, era y es un riesgo que ningún gobierno mexicano podría tomar. 

Fue el inicio de la operación "Quédate en México", producto de un entendimiento forzado entre los gobiernos de los dos países, y Pompeo relata que la preocupación de Ebrard fue la imagen que eso daría de su jefe, y por supuesto de él mismo.

Ciertamente, es desagradable, pero es parte de la realidad. Ebrard entonces y ahora veía hacia dentro; Pompeo jugaba entonces, como ahora, a la política doméstica estadounidense –su lugar en el gobierno Trump y sus ambiciones políticas para 2024–.

El libro presenta a México como un potencial peligro para Estados Unidos y, de hecho, como un viable punto de lanzamiento de un nuevo ataque terrorista, al estilo del 11 de septiembre de 2001, debido tanto a la vulnerabilidad de la frontera común como a los problemas mexicanos de gobernanza.

Es un tema común para los republicanos, que dicen preocuparse y lo hacen, al menos en campañas electorales, por lo que consideran como la vulnerabilidad de su frontera sur a la migración y el narcotráfico, y las conflictivas situaciones –reales o imaginarias– de inseguridad que los acompañan.

La pregunta es qué ha cambiado en esa situación en los últimos años. Ciertamente, el bofetón le tocó a Ebrard y si bien dio la respuesta política que debía, o podía, lo cierto es que su imagen queda igualmente golpeada.

Pero la pregunta es qué se hubiera podido hacer. O qué hubiera podido hacer cualquiera de sus predecesores ante lo que era ya una amenaza abierta. O qué se hace para prevenir otra situación como esa.

Y peor aún, qué es lo que se puede hacer ahora cuando hay en EU quienes desean elevar el tono de amenaza y dar a su gobierno la autoridad para enviar misiones militares a efectuar arrestos (secuestros diría la ley) o eliminar laboratorios clandestinos, y al menos en los sueños de Trump, la posibilidad de usar medidas de fuerza real para presionar por políticas migratorias a su gusto.

Como le dijo Pompeo a Ebrard, prefieren la cooperación, pero no necesitan permiso.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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