WASHINGTON. En Estados Unidos, el país de la eterna campaña electoral, los comicios del próximo noviembre tienen una importancia extrema. Tanto que, de acuerdo con el presidente Joe Biden, está en juego la democracia.
En alguna medida, se puede decir que el resultado de las votaciones tendrá un impacto más allá de la mera elección y la posible concesión de mayoría a demócratas o republicanos, hoy virtualmente empatados en las dos cámaras del Congreso.
Pero en esta políticamente hiperpolarizada nación, las elecciones del 8 de noviembre van mucho más allá de las 435 curules de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 escaños del Senado, o en todo caso, de 39 gubernaturas o cientos de posiciones estatales y municipales.
Por un lado, está el creciente control del Partido Republicano por grupos de derecha, simbolizado por la influencia que el expresidente Donald Trump mantuvo este año sobre el proceso de nominación de candidatos. Muchos de ellos fueron apoyados por su opinión sobre las elecciones de 2020 que, según el magnate, "fueron robadas".
En términos tradicionales, la votación puede romper con el forzado equilibrio que acompañó los dos primeros años del gobierno de Biden: 50 demócratas y 50 republicanos en el Senado, con la mayoría determinada por el voto de la vicepresidenta Kamala Harris, presidenta de la Cámara alta. Las apuestas políticas parecen favorecer a los demócratas.
En la Cámara baja, la situación es distinta. Los demócratas tienen una mayoría de 219 a 211, con cinco lugares vacíos. Los republicanos tienen la esperanza de ganar curules y recuperar la mayoría, aunque no los 30 o 40 escaños que llegaron a soñar.
Uno de los factores es lo que se ve como un cambio en la temática de la elección.
Los comicios a la mitad de un mandato presidencial son considerados como un juicio sobre la situación del país, y hasta hace unas semanas, se esperaba que el veredicto fuera negativo para Biden y los demócratas. Pero están en vías de ser una opinión sobre Trump y los republicanos.
Una decisión de la Suprema Corte de Justicia, que rescindió protecciones legales al derecho al aborto, recordó a muchos del impacto negativo que puede tener el control absoluto del Estado por un partido o un grupo ideológico: de los nueve jueces de la Corte, seis fueron nombrados por Presidentes republicanos, incluso tres por Trump.
La decisión de la juez federal Aileen Cannon, de aceptar la petición del expresidente Trump para imponer un interventor especial en el caso abierto por el gobierno, que lo acusa de la indebida apropiación de documentos secretos, fue vista como un golpe para el caso gubernamental.
El problema es que Cannon fue nombrada en 2020 y confirmada por el propio Trump el 12 de noviembre de ese año, seis días después de que perdió la elección.
Y por ende, la polarización sigue.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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