Antes de que concluya esta semana, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación debe resolver si elimina o no la elección para gobernador en Tamaulipas. Y aunque se desconoce aún el sentido del fallo, existe nerviosismo tanto en la administración saliente, que dirige Francisco García Cabeza de Vaca, como en el equipo del mandatario electo, el morenista Américo Villareal.
La incertidumbre reina en ambos bandos, porque, en el caso del panista, por ejemplo, no sólo se juega su futuro político, sino hasta su libertad por haber mantenido una lucha frontal y directa con López Obrador.
Del lado de Villarreal están ocupados y preocupados por dos razones: por no saber el sentido del voto y por los ataques que recibió él y su hijo Humberto Villarreal Santiago, a quien vincularon con millonarias cuentas bancarias en el extranjero.
Pero más allá de estos dimes y diretes, la administración de AMLO está resuelta a no dejar que se salga con la suya. Le aplicarán la misma dosis que le inyectaron al dirigente del PRI, Alejandro Alito Moreno.
El doctor Villarreal asumirá el mismo papel que adoptó la campechana Layda Sansores y utilizará los recursos legales a su alcance para perseguir, donde quiera que esté, al saliente gobernador.
De acuerdo con una fuente de Palacio Nacional, el presidente quiere hacer de Tamaulipas el estado insignia de la 4T en el norte de la República y todo esto pasa, primero, por ratificar la victoria de Morena y, después, por exhibir las tropelías que cometieron García Cabeza de Vaca y sus colaboradores, incluidos panistas de alto linaje. Me dicen que no hay una obsesión por meterlo a la cárcel, pero sí por mostrar una por una las irregularidades que cometió en su gobierno y, si de eso derivan delitos que ameriten prisión, no lo impedirán.
La 4T está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias porque el estado se ha convertido en una entidad emblemática para el jefe del Ejecutivo federal por el crecimiento y el avance que tuvo su partido en los últimos años.
Por ejemplo, en su campaña de 2012, cada que visitaba alguna ciudad de Tamaulipas no se paraba ni una veintena de personas, pero en 2018, asistían miles de personas y no cabía ni un alfiler en las plazas que visitaba.
Ese es el parámetro de referencia que tiene el primer mandatario, razón por la que está cierto de que es momento de que el PAN entregue la plaza y sin oponer resistencia, porque de cualquier manera buscarán toda la basura que deje debajo de la alfombra. Y hay una razón adicional: Andrés Manuel conoció al exgobernador Américo Villarreal Guerra, padre del actual mandatario electo. Fue uno de los políticos que le dio la mano en los inicios de su carrera y por ese cariño, además de las razones antes expuestas, no dejará perder la plaza.
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En donde la 4T ya da por “perdida la batalla” es en la aprobación de la reforma para ampliar la presencia del Ejército en las calles, al menos en este periodo ordinario de sesiones.
El anuncio de AMLO para hacer una consulta ciudadana sobre el tema es en realidad una salida para ganar tiempo y dejar que el debate se vaya hasta febrero. El Presidente prefiere “perder” en este momento que dejar que la oposición lo tome como rehén.
Aunque me dicen que, en el Senado, Ricardo Monreal todavía hará un último esfuerzo para ver si en dos semanas logra los consensos para la aprobación de la minuta que viene de San Lázaro.
Eso no es garantía para las pretensiones presidenciales. Lo cierto es que, con todo este debate, AMLO ganó. La alianza Va por México sufrió daños colaterales, con lo que la 4T se da por bien servida de cara a la elección de 2024.
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A Fuego Lento se toma unos días de vacaciones. Nos leemos el 10 de octubre.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Las vacaciones consisten en no tener nada que hacer y disponer de todo el día para hacerlo”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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