TIEMPO DE INFRAESTRUCTURA

Las obras insignia y el final del sexenio

Existen factores externos que han complicado el avance de los proyectos o su viabilidad, como la inflación o la falta de insumos

OPINIÓN

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Ernesto Beltrán Nishizaki / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La administración federal actual se encuentra en sus últimos dos años de gobierno. La mayoría de los proyectos insignia tienen retrasos importantes, lo cual obliga a pensar si serán terminados antes de concluir su gestión o deberá concluirlos el gobierno entrante. Aunado a la problemática técnica, retraso en las autorizaciones gubernamentales, así como suspensiones por los tribunales federales, existen factores externos que complican el avance del proyecto o su viabilidad como la inflación. 

Algunos de éstos como la falta de insumos por problemas logísticos a nivel mundial y la invasión a Ucrania han generado una escalada de precios en insumos necesarios para el desarrollo de proyectos de infraestructura. Los aumentos deberán verse reflejados en el costo final de la obra. Para dar un ejemplo, el acero se ha incrementado en promedio 40 por ciento; cemento, 13 por ciento; concreto, 11 por ciento; agregados, 13 por ciento; y diésel, 8.55 por ciento, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor. Desafortunadamente, la espiral alcista se mantendrá. 

Como consecuencia del alza en insumos, Enrique Maza Cotero, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, estima que los proyectos podrían subir hasta 80 por ciento. 

El escenario actual crea un reto para la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y la viabilidad de sus proyectos insignia. El presupuesto originalmente asignado a cada uno de ellos sufrirá modificaciones importantes que requerirán ajustes de otros planes o programas para enfrentar dichas obligaciones. 

Por otro lado, el gobierno actual debe considerar que la mayoría de los proyectos no entrarán en operaciones durante los siguientes dos años, a pesar de las declaraciones y eventos realizados por distintos funcionarios. 

Un claro ejemplo es la Refinería de Dos Bocas, la cual, aún cuando ya se llevó a cabo el evento inaugural, algunos analistas estiman en un escenario optimista, la entrada en operación a finales del sexenio, es decir, en 2024; otros consideran al menos en 2026. La razón es que existen contratos pendientes por concluir, así como algunos trabajos que ni siquiera han sido contratados, los cuales son fundamentales para la producción del primer litro de petrolífero (gasolina o diésel). Retrasar la celebración de contratos implicará un mayor costo, dado el constante incremento de los insumos, sin olvidar el costo por mantenimiento de una planta totalmente apagada. 

En el mismo sentido, el gobierno ha anunciado que, para finales de 2023, el tren estará en operaciones. Esta aseveración es optimista en comparación con los avances reportados por la dependencia encargada del proyecto (Fonatur). De acuerdo con información publicada, el tramo con mayor avance es de 40 por ciento (Palenque-Cancún). Los tramos restantes se encuentren en medio de una batalla jurídica por juicios de amparo de grupos ambientalistas en los que se la han concedido suspensiones definitivas o en fases de preparación. 

Al igual que todas las obras, el costo ha pasado de 7,000,000,000 a 9,000,0000,000 dólares, según informes publicados por la Auditoría Superior de la Federación, más lo que se sume derivado del aumento de precios a los insumos requeridos para la construcción y mayor permanencia en los sitios de los trabajos.

Otro proyecto insignia es el Corredor Transístmico que contempla la modernización de los puertos de Salina Cruz, Oaxaca y Coatzacoalcos, en Veracruz. La rehabilitación de las líneas férreas que conectará a ambas costas para crear una plataforma logística. Se tenía contemplado para junio de 2022 la entrada en operación de las vías férreas, y en 2023, las terminales de contenedores; sin embargo, el calendario previsto no se ha cumplido.

El mayor problema vendrá para la siguiente administración, la o el Presidente entrante serán los encargados de la puesta en operación de alguno de ellos, por lo que la conclusión de estos deberá encontrarse garantizadas. Repetir el error en el Tren Interurbano México-Toluca o en el extinto Aeropuerto de la Ciudad de México, estos proyectos serían catastróficos para la siguiente administración. Las finanzas públicas se verían afectadas, nuestros impuestos se habrían utilizado en vano, y la confianza —ya afectada— de los inversionistas, terminaría por desaparecer.

POR ERNESTO BELTRÁN NISHIZAKI
ASOCIADO DE GALTEC ASESORES
@ERNESTO_BN

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