COLUMNA INVITADA

La controversia del T-MEC: más vale prevenir que lamentar

Anteponer consideraciones político-electorales a los intereses de Estado sería contraproducente

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La relación entre México y Estados Unidos nunca ha sido fácil. Las tensiones, desencuentros e incluso intervenciones o guerras fueron la norma por años. Sin embargo, hace a tres décadas, con un esmerado esfuerzo político y visión de futuro, se han consolidado mecanismos institucionales para gestionar los múltiples temas de la relación bilateral y, a principios de los años 90, iniciamos una nueva relación con nuestro vecino del norte y con Canadá, para fomentar mayor cercanía e integración comercial.

En gran medida, gracias al TLCAN y a su sucesor, el T-MEC, México, EU y Canadá iniciamos un profundo e inédito proceso para institucionalizar nuestra relación, particularmente en materia comercial y de inversión. La volatilidad de los acuerdos ad hoc la sustituimos por reglas que dieran certidumbre jurídica.

Si los siglos XIX y XX enseñaron a la diplomacia mexicana a definir y defender nuestros principios, la integración regional nos mostró que también es indispensable identificar y orientarnos por intereses concretos, pues la construcción de instituciones comunes implica, precisamente, negociar en medio de coincidencias y divergencias objetivas.

En este contexto, EU y Canadá iniciaron un proceso de consultas, sustentado en el capítulo 31 del T-MEC, por un desacuerdo sobre la política energética en México. Nuestros socios comerciales argumentan que ésta contraviene lo estipulado en el tratado, particularmente en materia de inversiones. 

Las consultas son un proceso conciliatorio que brinda la oportunidad de dialogar y resolver. De no lograrse un arreglo, se puede convocar un panel arbitral, con la facultad de emitir un fallo vinculante —incluyendo imponer aranceles compensatorios al responsable de violar el acuerdo. Los expertos prevén que los aranceles hacia México podrían alcanzar 30 mil millones de dólares, casi 10 por ciento de nuestras exportaciones. Por ello, necesitamos actuar con mucha inteligencia, no con estridencia.

¿Cuál sería nuestro principal objetivo? Mediante el TLCAN/T-MEC, hemos logrado atraer inversiones y articular una industria exportadora que hoy representa casi 40 por ciento de nuestro PIB; por lo tanto, para México es vital mantener el tratado.

La tentación de anteponer consideraciones político-electorales a los intereses de Estado sería contraproducente para el país. En un escenario de bajo crecimiento y alta inflación, hay que evitar sanciones innecesarias. Recordando un viejo dicho: más vale prevenir que lamentar. Si podemos resolver las diferencias en un proceso conciliatorio, hagámoslo.

El gobierno y el poder legislativo debemos articular una posición firme, unida, dialogante y conciliadora. Si actuamos con visión de Estado, podemos lograr un resultado al tiempo que digno, pragmático y benéfico en defensa de nuestros intereses.

Claudia Ruiz Massieu

Senadora de la república
@ruizmassieu

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