En el año 2013 la Organización de las Naciones Unidas designó el 30 de julio como el Día Mundial en contra de la Trata de Personas, en un intento de visibilizar y atacar con mayor eficacia esta forma de esclavitud moderna, que incluye el trabajo forzoso y la explotación sexual.
A propósito de esta conmemoración, es importante poner en la mesa lo que está sucediendo en México.
La decisión anunciada por el gobierno mexicano de contratar médicos cubanos para apoyar los esfuerzos en pro de una mayor cobertura de salud puede parecer loable. Se requiere, sin embargo, una más amplia reflexión sobre el método que rige esta contratación, para entender el grado de sujeción al que se encuentran sometidos los cubanos que han venido, o que están por llegar a México.
Cuestión aparte, muy importante, es la que se refiere a la existencia en nuestro país de profesionales de la medicina que se encuentran sin trabajo y que bien podrían cubrir las plazas que hoy se están ofreciendo al gobierno cubano. Aquí abordamos lo que concierne a este sistema utilizado por dicho régimen y que constituye una forma de esclavitud moderna.
Al día de hoy han arribado a territorio nacional 60 médicos cubanos, y se espera que lleguen hasta 500; no se tiene información sobre su certificación profesional de acuerdo a la legislación mexicana, ni el mecanismo por medio del cual se ha hecho la contratación con ellos. Lo que sí se sabe es que las Misiones Médicas Cubanas son el método que utiliza el régimen castrista para hacerse de grandes recursos económicos y para influir ideológicamente en los países donde envía estas misiones.
Por lo que sabemos a través de testimonios de cubanos que se han atrevido a hablar sobre el caso, los profesionistas que forman parte de una Misión no reciben el total de sus percepciones de manera directa, es el gobierno cubano quien ‘administra’ los montos, dejándoles entre 9 y 25%, y guardando otro porcentaje para la familia, para ser entregado cuando termine la Misión y el médico regrese a la isla. El resto va a las arcas del régimen castrista.
En muchas ocasiones se les retira el pasaporte, y el título profesional antes de que salgan de Cuba. Si deciden no seguir participando en la Misión se les aplica la calidad de “desertores” y se les prohíbe regresar por ocho años. Si lo hacen pueden ir a la cárcel. Las familias no tienen posibilidad de acompañarlos a las naciones donde son enviados. También se sabe que un porcentaje de estas personas son agentes de la inteligencia cubana en los diferentes países.
Esta violación flagrante de los derechos humanos configura con claridad el delito de trata de personas, que ha sido denunciada por más de 40 mil víctimas ante los organismos internacionales. El régimen cubano se hace de cuantiosos recursos a través de esta exportación de trabajo forzado, y el gobierno de México puede estar siendo cómplice de ello.
POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC
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