El pasado 24 de julio se celebró el aniversario fundacional de una de las instituciones más reconocidas en la enseñanza y formación de abogadas y abogados en México: la Escuela Libre de Derecho. Para ello, han elaborado un interesante programa conmemorativo que resaltar la importancia de la cultura jurídica en nuestro país.
Un siglo y una década han pasado desde aquel 24 de julio de 1912 en que un grupo de distinguidos abogados tomaron la franca decisión de constituir una escuela enfocada exclusivamente al Derecho. Más allá de las razones que los impulsaron se debe reconocer esto como un acto valiente de rebeldía, pero contextualizar históricamente tal determinación.
Los cronistas de la Libre narran que, este grupo de abogados profesores de la Escuela Nacional de Jurisprudencia –antecesora de la Facultad de Derecho de nuestra muy querida UNAM– se inconformaron con la designación que el presidente Madero hizo de don Luis Cabrera al frente de Jurisprudencia. Así, el acto de rebeldía consistió en renunciar a las cátedras que tenían y fundar una institución de enseñanza superior del Derecho propia e independiente del gobierno.
El contexto de semejante aventura bien lograda es que, la Libre de Derecho es consecuencia de la confrontación de dos ideologías de la Revolución Mexicana. Madero es el primer Presidente de la República surgido tras la dictadura del general Díaz; consecuentemente, Cabrera es un hombre de la Revolución. Frente a ellos, don Luis Méndez, don Miguel S. Macedo, don Agustín Rodríguez y ese gigante que es don Emilio Rabasa, entre otros, conformaron parte del grupo de los científicos, los intelectuales partidarios del régimen porfirista. Parafraseando al historiador mexicano Garcíadiego, rudos contra científicos en la educación superior en el período revolucionario.
En lo personal, sólo como una pequeña muestra de mi vínculo con la Libre, cito a tres personajes, dignos egresados de la Escuela, con quien mantuve lazos entrañables. Dos de ellos rectores de ésta, don Raúl F. Cárdenas, uno de los penalistas más importantes de México; y, don José Gómez Gordoa, gran ser humano, corporativista y diplomático, así como don Emilio Portes Gil, quien fuera Presidente de la República y con gestos afectivos que lo hicieron parte de mi familia.
La Libre es lo que es, gracias a y a pesar de, entre otras cosas, la peculiaridad en la enseñanza y evaluación, la gratuidad del profesorado y el arribo tardío en los posgrados. Con todo, ha prohijado egresados de un alto nivel profesional: litigantes, notarios, ministros de la Corte, funcionarios del más alto nivel del servicio público federal y local, y ha construido dos corrientes dogmáticas de larga y honorable tradición en el Derecho Civil y en el Derecho Constitucional.
Todo esto hace única a la Escuela Libre de Derecho, ha sobrevivido con éxito 110 temporadas de lluvias, a pesar de los augurios nada optimistas de quien fuera su primer rector, Luis Méndez. Honor a quien honor merece, felicitaciones por este aniversario de más de un siglo y por los eventos para celebrarlos.
POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
PAL